¿Cómo darte cuenta de que necesitas hacerte un examen ocular?

Miradas expertas coinciden en afirmar que casi todo el mundo tiene cierto grado de astigmatismo, con frecuencia congénito, que persiste invariable a lo largo de la vida.

Más allá de su condición común, sigue siendo para muchas personas un término indefinido, tan difuso como sus efectos en la visión. Las estadísticas del Instituto Nacional del Ojo de los Estados Unidos de América (NEI) revelan que 1 de cada 3 personas lo padece.

La opinión especializada es una fuente infranqueable a la que se debe recurrir para entender aspectos de la salud que no se conocen en profundidad. La gran mayoría ha tenido la necesidad de darle sentido a algunos indicios que revelan trastornos de visión y que afectan las actividades diarias. Sin embargo, por falta de tiempo o la sensación de que no revisten gravedad, no han sido correctamente atendidos.

Pues bien, es importante consultar al oftalmológico ante cualquier señal. Incluso, es preciso que tomes el hábito de revisar tu visión, al menos una vez al año, aun si no se presenta ningún signo de alarma. ¡Los exámenes oculares integrales de rutina son esenciales para mantener la visión saludable!

Muchas de las personas que llegan a nuestro centro oftalmológico refieren a situaciones que pueden resultarte cercanas. Algunas exponen que ven imágenes distorsionadas o borrosas a corta y larga distancia; y en otras, el motivo de consulta son los constantes dolores de cabeza, acompañados de fatiga e incomodidad en los ojos. Si presentas estos síntomas, es imprescindible que despejes todas tus dudas con un especialista. Una de las afecciones posibles frente a un cuadro de situación de este tipo es el astigmatismo, ¡y se puede corregir!

Así se diagnostica: por lo general, se efectúa un estudio completo, que incluye una serie de pruebas médicas para medir la graduación de tu vista. El objetivo es conocer los posibles defectos visuales o errores refractivos en tu salud ocular y medirlos en dioptrías. Además, se pueden realizar otras evaluaciones complementarias como el control de la tensión del ojo o la valoración de la estructura y el espesor de la córnea con el fin de identificar posibles enfermedades del ojo.

Quizá la rutina oftalmológica más conocida es la toma de la agudeza visual, con el uso de la tabla de Snellen. El médico te pedirá que leas de un cuadro distante letras al azar (que se vuelven más pequeñas línea por línea mientras tu mirada se desplaza hacia abajo) para cuantificar tu capacidad visual. Luego, colocará varios lentes al frente del ojo, uno a la vez, y te preguntará cuándo te resulta más fácil distinguirlas. Este examen es, sin duda, la prueba por excelencia para distinguir los vicios de refracción, entre ellos el astigmatismo.

Fuente: Rumbos Digital

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