La administración de una proteína sintética necesaria para la regeneración cardiaca es capaz de reparar el músculo cardíaco en ese periodo.
Los primeros seis meses de la vida de un bebé pueden ofrecer una ventana terapéutica para tratar defectos cardíacos, las anomalías congénitas más comunes en los humanos.
Según una investigación realizada en el Boston Children’s Hospital (EE.UU.), solo durante los primeros seis meses de vida la administración de una proteína sintética necesaria para la regeneración cardiaca es capaz de reparar el músculo cardíaco.
Lo ha demostrado en bebés de ratones y en tejido cardiaco humano y lo publica en «Science Translational Medicine». La información de este trabajo sugiere que los primeros seis meses de vida ofrecen un período clave para la regeneración del músculo cardíaco en los bebés con una enfermedad cardíaca congénita.
Una cardiopatía congénita es una malformación del corazón o de los grandes vasos sanguíneos presente en el feto y en el recién nacido, y en muchas ocasiones pueden provocar una insuficiencia cardiaca.
Se calcula que de cada 100 niños que nacen en España, uno presentará una cardiopatía congénita. Hasta el momento se desconocen las causas de las cardiopatías congénitas, si bien existen factores de riesgo como enfermedades severas o ingesta de drogas durante el embarazo, antecedentes familiares, alteraciones cromosómicas del niño o la edad de los progenitores.
Existen muchos tipos de defectos congénitos del corazón, desde aquellos que tienen un riesgo leve para la salud del niño, hasta aquellos de mayor riesgo que requieren una cirugía inmediata.
La mayoría son leves y solo requieren revisiones cardiológicas periódicas; en casos más graves hacen falta intervenciones terapéuticas mediante cateterismo o cirugía».
Y si son muy graves, requieren sucesivas intervenciones acompañadas de largas hospitalizaciones, así como revisiones periódicas, que se prolongan en ocasiones hasta que los afectados son adultos.
No hay que olvidar que actualmente el 95% de los casos llega a adultos.
Sin embargo en algunos casos el niño tienen que convivir con una insuficiencia cardiaca y, aunque existen tratamientos para la insuficiencia cardíaca, la mayoría están diseñados para los adultos, y muchos son ineficaces en los bebés y los niños.
Pero una de las ventajas que tienen los niños es su capacidad de formación de cardiomiocitos o células del músculo del corazón, durante el desarrollo; algo que se pierde en la edad adulta.
Lo que el equipo de Brian Polizzotti ha analizado es la ventana regenerativa en los niños con cardiopatía congénita a través de una forma recombinante de la proteína neuregulina-1 (NRG1), un factor de crecimiento comprobado que estimula la regeneración de cardiomiocitos.
Así, los investigadores han visto que la administración de inyecciones diarias de NRG1 recombinante durante 34 días en los ratones recién nacidos con lesiones en su corazón promovieron la formación de cardiomiocitos y mejoraron la función cardiaca, a la vez que se redujo el tejido cicatrizante (lesión en el músculo).
Esta mejora se prolongó durante 30 tras la suspensión del tratamiento.
Sin embargo, cuando el tratamiento se administró a los cinco días del nacimiento, no justo el mismo día, no se produjeron beneficios sostenidos, lo que sugiere que el momento en el que se aplica la terapia es vital.
A continuación los investigadores analizaron el músculo cardíaco de bebés humanos con una cardiopatía congénita. Así vieron que los tejidos tenían menores niveles de proliferación de las células del músculo del corazón que los tejidos saludables, lo que sugiere que las cardiopatías pudieron haber provocado que estas células pierdan prematuramente su capacidad regenerativa.
Pero cuando se administró la proteína NRG1 recombinante se reparó el músculo cardíaco lesionado en los tejidos de bebés menores de seis meses, pero no se lograron los mismos resultados en pacientes con mayor edad.