Algunos riñones desechados; sí sirven para el trasplante

La experiencia en España demuestra que este tipo de órganos son viables siempre que previamente se haya demostrado que la lesión renal es aguda y no crónica

La creciente demanda de órganos agudiza el ingenio de los investigadores y ahora, según estudio de la Universidad de Yale (EE.UU.), es posible que los riñones de las personas fallecidas con lesiones agudas, habitualmente desechados, podrían ser más viables de lo que se creía. Los investigadores señalan que, al menos en EE.UU. servirían para aliviar la creciente lista de espera en su país.

En situaciones normales, los riñones donados con lesión aguda suelen ser rechazados por temor a los malos resultados en el receptor, como un retraso de la función y el fracaso prematuro del trasplante. Sin embargo, debido a la creciente demanda de órganos, el equipo de la Universidad de Yale se embarcó en el mayor estudio observacional multicéntrico realizado hasta la fecha, que incluyó a más de 1.600 donantes fallecidos. Así, examinaron las relaciones entre la lesión renal aguda en los donantes, las tasas de descarte de riñones y la función renal del receptor a corto plazo y a los seis meses del trasplante.

Como se preveía, los investigadores encontraron una asociación entre la lesión renal aguda y el descarte de los órganos. Además vieron que los riñones dañados se asociaron con «la función retardada del injerto» o la necesidad de apoyo continuo de diálisis en la primera semana después del trasplante. Sin embargo, el estudio no encontró una relación entre la lesión renal del donante fallecido y una mala función del riñón trasplantado a los seis meses. «Lo que realmente vimos fue que, con el empeoramiento lesión renal aguda en el donante, el resultado de seis meses era en realidad mejor para los receptores que experimentaron función retardada del injerto», afirma Isaac Hall, autor del estudio. Paradójicamente, la función del trasplante de seis meses era peor para las personas con función retardada del injerto que habían recibido un riñón donado sin lesión aparente.

Experiencia en España

«Esto ya se sabe desde hace tiempo», matiza Rafael Matesanz, Director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). En el año 2004 el Hospital Clínico de Madrid demostró que los riñones procedentes de personas sanas, preferentemente menores de 60 años, podrían ser empleados si se demostraba que el ‘fracaso renal agudo’ había sido causado por la «hipotensión tras la muerte». Y para demostrar que la lesión no es previa, apunta Matesanz, antes de trasplante el órgano se «comprueba que procede de un paciente sano y se hace una biopsia para ver si la lesión es aguda o crónica».

Lo que añade este trabajo que se publica en «American Journal of Transplantation» a la experiencia español es que, señala Hall, los órganos con lesiones agudas del donante podrían haber desarrollado un «precondicionamiento isquémico», una especie de mecanismo que podría proteger los órganos de los efectos de la posterior lesión.

Otra posible explicación es que los riñones trasplantados con éxito con lesión aguda tenían mayor calidad, aunque el estudio tuco en cuenta muchas variables importantes como la edad del donante y la presencia de otras patologías.

En este sentido, añade Matesanz, la experiencia en España demuestra que desde que se trasplantan riñones en ‘parada cardíaca’, este tipo de órganos con lesión aguda funcionan «incluso mejor» y una de las razones puede ser que se trata de «riñones de personas más jóvenes».

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