Si hablamos de logros académicos todos podemos reconocer la importancia y la incidencia que tiene la inteligencia, pero tal vez no es tan mencionada la personalidad, que en general solemos asociarla a otros ámbitos de la vida humana.
Sin embargo, de acuerdo a un nuevo estudio científico realizado en Australia, esta noción es algo que hay que rever y que no resulta del todo acertada.
Las conclusiones a las que arribó este estudio indican que, en realidad, la personalidad tiene mayor incidencia en el desempeño académico o estudiantil que la inteligencia, ésta última medida de acuerdo a los tests tradicionales y estándar.
¿Cómo llegaron a estas conclusiones?
Para comprobarlo, los investigadores compararon los rasgos personales de varios estudiantes con sus respectivas notas en exámenes y pruebas.
Para evaluar la personalidad de cada estudiante se basaron en el denominado Modelo de los cinco grandes, que, como su nombre lo indica, reduce la personalidad a cinco grandes rasgos o factores principales de personalidad.
Estos son: apertura a los cambios, responsabilidad, extroversión, inestabilidad emocional y amabilidad.
Primero pidieron a los estudiantes que completaran una autoevaluación sobre su personalidad, pero luego también consultaron a otras personas que conocían a los participantes para definir sus rasgos de personalidad.
Al tomar en cuenta las evaluaciones propias de los participantes, se probó que tanto éstas como los tests de inteligencia resultan igual de efectivos para predecir el desempeño académico que tendrá un estudiante. En cambio, cuando se tomaron en cuenta las evaluaciones de personalidad realizadas por terceros, éstas resultaron cuatro veces más precisas al prever el éxito académico (o la falta de), de lo que resultaron las mediciones de inteligencia.
Responsabilidad y apertura a los cambios
A través de estas pruebas, el estudio también demostró que la apertura a los cambios y la responsabilidad son los rasgos de personalidad que más influyen en el éxito del estudiante, en concordancia con varios estudios previos que ya habían relacionados estos dos factores a diferentes clases de logros.
La apertura a la experiencia, rasgo vinculado a la curiosidad intelectual y el interés por adquirir nueva información, es el que más permite predecir que una persona obtendrá alguna clase de logro creativo, mientras que la responsabilidad es el que más consistentemente permite predecir el éxito personal.
En otras palabras, este estudio permite reconocer que el esfuerzo que un estudiante esté dispuesto a realizar, y dónde se enfoca ese esfuerzo, puede llegar a ser incluso más importante que ser “simplemente” inteligente en lo que respecta al desempeño académico.
Lo que deja como conclusión adicional, que cualquier persona que no sea considerada extremadamente inteligente de acuerdo a las mediciones tradicionales, tienen igual o más chance de ser exitosas que las que se destacan en los tests de inteligencia.