La depresión es una enfermedad y muchas personas no se dan cuenta de que lo padecen. Todo empieza a raíz de la formación de la personalidad. Si se tiene una personalidad débil y vulnerable ante cualquier vicisitud de la vida se sufrirá de depresión.
Los síntomas de la depresión son cambios en las actividades regulares del individuo, que a veces, suelen pasar desapercibidas: se pone triste más de lo normal, se aísla, sufre un trastorno de sueño y apetito, no quiere levantarse de la cama, cefalea, problemas digestivos e inactividad general.
Según Bromley Coloma, médico psiquiatra del Ministerio de Salud (Minsa), el 11,6% de la población que sufre de depresión y que ha intentado suicidarse, aún tendrá esos pensamientos a pesar de que lleve un tratamiento. Lo que significa que estas personas pueden recaer y tener la enfermedad de manera activa.
Tristeza profunda
Una tristeza que no parece tener comienzo ni final. Una sensación de vacío y desesperanza, casi todos los días, durante por lo menos dos semanas seguidas.
Sentir que las cosas que antes nos gustaban, ya no nos generan satisfacción o placer.
Cambio de hábitos
Cambiar nuestros hábitos alimenticios y del sueño.
Desinterés
Perder el interés por nuestros estudios y/o trabajo.
Emociones que nos sobre pasan (llorar sin saber por qué, sentir que estallamos en rabia, sentir ganas de escapar).
Alcohol y drogas
El alcohol es un depresor, por lo tanto, las personas que consumen esta sustancia terminan con depresión.
Descuido personal
Si una persona permanece durante dos semanas con estos síntomas ya esta padeciendo un problema depresivo.
Cuando la depresión es por soledad las personas suelen ponerse en situaciones de riesgo innecesarias.
Preocupación
Tener pensamientos preocupantes sobre la muerte. Esta ligado directamente con la frustración y el abandono.
Molestias físicas
Aumento de molestias físicas frecuentemente asociadas a conflictos emocionales, como por ejemplo, sentimientos de fatiga, dolor de cabeza o de estómago, sin razón aparente.
