Cuando el hombre primitivo descubrió los primeros chispazos del fuego, hace más de 790.000 años, su existencia elemental dió un giro de 180 grados: .Así, este descubrimiento le permitió espantar a los hambrientos depredadores, refugiarse de la impiedad del frío y, por sobre todo, ampliar su limitado panorama gastronómico. Ahora bien, ¿fue esta multiplicación de las posibilidades alimenticias una verdadera ventaja? Para los crudivoristas, no.
Antes que nada, el crudivorismo es una filosofía de vida, que consiste en apelar a la alimentación más natural posible. Esta cosmovisión del mundo propone una dieta a base, únicamente, de alimentos crudos –a excepción del pan–. Sus principales pilares son, entonces, las frutas, las verduras, los cereales, legumbres, lácteos y sus derivados. Como puede verse, esta alternativa alimenticia es muy similar a la del vegetarianismo.
Los crudivoristas, por un lado, advocan que los alimentos crudos poseen más nutrientes que los cocidos. Asimismo, afirman que es altamente recomendable poseer una alimentación basada en el consumo de vegetales porque estos, por su abundancia de fibra, facilitan la digestión, promueven la asimilación de los nutrientes por parte del organismo y previenen el colesterol alto. Por otro lado, por tratarse de una dieta hipocalórica, el régimen crudivoristaes un gran aliado a la hora de perder peso.
Información recomendada: El crudivorismo y los beneficios de comer alimentos crudos.
Como toda dieta que se basa en la exclusión de ciertas variedades alimenticias, el crudivorismo puede generar importantes carencias nutricionales. Así, por ejemplo, los crudivoristas pueden padecer deficiencia de vitamina D, de hierro y de vitamina B12. Como consecuencia, y a raíz de estas carencias, pueden tornarse más vulnerables a la fatiga, la impotencia y la hipotensión. También, son más propensos a sufrir de daños en las mucosas intestinales. Por todos estos motivos, el crudivorismo es fuertemente desaconsejado a embarazadas y niños.
He aquí las dos caras del crudivorismo. Así que, si esta propuesta alimenticia te ha tentado, no te embarques en ella por tu cuenta. Antes, y si deseas conservar tu salud, consulta a un médico. Él sabrá aconsejarte si una dieta de estas características es capaz de satisfacer tus necesidades nutricionales personales. ¡No hagas locuras!
