Científicos británicos hallan cura para la hipertensión

Cuando pensamos en los órganos que hacen funcionar a nuestro cuerpo nos vienen a la mente el estómago, el corazón o los pulmones, pero casi nadie conoce la existencia del glomus carotídeo, uno de los más pequeños.

Se trata de un órgano secretor, del tamaño de un grano de arroz, ubicado en cada lado de la atería carótida –la que lleva la sangre al cuello y la cabeza– cuya función consiste en percibir cambios químicos en la sangre.

Dado su cometido, y su ubicación, el glomus carotídeo es el órgano con mayor flujo de sangre del cuerpo, pero hasta la fecha se pensaba que no guardaba ninguna relación con la hipertensión.

Un grupo de científicos británicos, dirigidos por el investigador de la British Heart Foundation (BHF), Julian Paton, eliminaron estos órganos en un grupo de roedores con elevados niveles de presión arterial.

Tras realizar la operación, la tensión disminuyó y no volvió a elevarse.

En definitiva, bastó con remover estos órganos para que los mamíferos dejaran de sufrir la enfermedad.

El hallazgo, que acaba de hacerse público en un estudio de la revista Nature Communications, podría revolucionar el tratamiento de la hipertensión y es tan prometedor que ya se ha puesto en marcha un ensayo clínico con 20 personas, que estará listo a principios del próximo año.

Un hallazgo excitante

Aunque el equipo del profesor Paton lleva estudiando el glomus carotídeo desde principios de los 90, no ha sido hasta ahora cuando ha descubierto que, a pesar de su pequeño tamaño, el glomus carotídeo tiene una influencia decisiva para determinar la presión arterial de todo el cuerpo.

“Sabíamos que estos pequeños órganos se comportaban de forma distinta en condiciones de hipertensión”, asegura Paton en la nota de presentación del estudio.

“Pero no teníamos ni idea de que contribuían de forma tan determinante a elevar la presión arterial. El hallazgo es realmente apasionante”.  

Los científicos creen que basta con eliminar uno de los glomus para que la presión arterial disminuya de forma significativa

La función del glomus carotídeo consiste en regular los niveles de oxígeno y dióxido de carbono en la sangre.

Cuando caen los niveles de oxígeno en sangre, algo que ocurre cuando aguantamos la respiración, el órgano advierte al cerebro –a través de un nervio que conecta a éste con la arteria carótida– y éste se prepara para incrementar la respiración y la presión arterial hasta que la sangre recupere sus niveles normales.

En los pacientes de hipertensión, por razones que aún no resultan del todo claras, la arteria carótida está sobreexcitada y, debito a esto, los glomus mantienen la presión arterial alta en todo momento.

Por suerte, todos tenemos dos órganos carotídeos, y podemos vivir sin problemas conservando sólo uno de estos.

Los científicos británicos creen que basta con eliminar uno de éstos para que la presión arterial disminuya de forma significativa, lo que podría constituir un tratamiento seguro y efectivo para las personas que no logren combatir la hipertensión por otros medios.

“La plaga silenciosa”

La hipertensión es conocida entre la comunidad médica como “la plaga silenciosa del siglo XXI”, dada la enorme cantidad de personas que la sufren y sus peligrosas consecuencias.

En España padecen la dolencia casi 14 millones de personas, lo que representa algo más del 40% de la población general adulta.

Sólo habrá que esperar un año para saber si el tratamiento es eficaz en humanos

La incidencia de la hipertensión aumenta con una serie de factores de riesgo y los cambios en los hábitos de vida son esenciales para combatirla pero, sobre todo en personas mayores, la enfermedad es crónica y sólo se puede contener mediante el uso de fármacos, como los inhibidores de la ECA yo los beta-bloqueantes, medicamentos que, por desgracia, no funcionan en todos los pacientes.

El profesor Jeremy Pearson, director médico asociado de la BHF, que ha financiado parte del estudio, cree que este hallazgo podría ofrecer una solución a uno de cada cinco pacientes de hipertensión que no pueden controlar esta mediante pastillas.

“Se trata de un nuevo tratamiento realmente prometedor para ayudar a este grupo de pacientes”, ha asegurado.

Los científicos, no obstante, no descartan que su aplicación –dependiendo de cómo reaccionen los pacientes a la eliminación de uno de los glomus– pueda extenderse a todo tipo de pacientes.

El comunicado de la BHF rezuma entusiasmo. “Es un hallazgo muy importante para mi equipo, y del que estamos extremadamente orgullosos, ya que es muy raro que, para este tipo de investigaciones, se organice un ensayo clínico en humanos con tanta rapidez”, concluye Paton.

Sólo habrá que esperar un año para saber si el tratamiento es eficaz en humanos.  

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