Los científicos de Mayo Clinic demostraron que es posible detectar el cáncer de endometrio con el ADN tumoral, recogido por un tampón normal.
El nuevo método específicamente examina las muestras de ADN de las secreciones vaginales para detectar la presencia de las sustancias químicas que actúan como interruptores de “apagado”, proceso conocido como metilación, y que son capaces de deshabilitar a los genes que normalmente mantienen a raya al cáncer.
El resultado constituye un paso fundamental hacia un análisis conveniente y eficaz para el cáncer de endometrio, que es el tipo más común de cáncer ginecológico en Estados Unidos.
Los resultados se publican en la revista Gynecologic Oncology (Oncología Ginecológica).
“Desgraciadamente, el cáncer de endometrio no cuenta con nada equivalente al examen de Papanicolaou ni a la mamografía”, dice la Dra. Jamie Bakkum-Gamez, ginecóloga oncóloga de Mayo Clinic y autora principal del estudio.
“No obstante, se sabe que cuanto antes se diagnostica a la mujer, mejor es la probabilidad de que el tratamiento del cáncer obtenga resultados positivos. El objetivo es utilizar estos resultados para desarrollar un medio de detección precoz del cáncer de endometrio que las mujeres puedan utilizar en la comodidad de su propia casa”.
La Sociedad Americana del Cáncer calcula que en el año 2015 se diagnosticarán más de 50 000 nuevos casos de cáncer de endometrio. A pesar de que este cáncer sea más común entre las mujeres de raza blanca, normalmente a las mujeres negras se les diagnostica en una etapa más avanzada, lo que las hace más proclives a morir a consecuencia de la enfermedad.
En la mayoría de casos, una mujer descubre que tienen cáncer de endometrio solamente después de que los sangrados vaginales anómalos la incitan a acudir a una consulta médica, pero los cambios moleculares insidiosos ocurren mucho antes de la aparición de los síntomas.
Antes de que una célula pueda tornarse cancerosa, primero debe subvertir las revisiones genéticas y equilibrios que normalmente le impiden crecer fuera de control, y son miles los diferentes genes que desempeñan una función en la supresión del desarrollo tumoral.
En el cáncer, esos genes supresores del tumor suelen mutar completamente o enmascararse con etiquetas químicas o grupos metílicos, proceso conocido como metilación.
En investigaciones anteriores se demostró que la metilación “apaga” una amplia variedad de genes en diferentes tipos de cáncer, por lo que los investigadores decidieron explorar cómo usar dichos marcadores moleculares para diagnosticar e incluso tratar la enfermedad.
Un estudio pequeño publicado en el año 2004 reveló que las muestras de ADN recogidas de tampones eran excesivamente metiladas o hipermetiladas en las mujeres con cáncer de endometrio, comparado frente a las de quienes no padecían la enfermedad. Sin embargo, en los años transcurridos desde entonces, poco se ha avanzado para convertir al método en un análisis de detección práctico.
“En realidad, nadie tomó la idea para desarrollarla,” comenta la Dra. Bakkum-Gamez. “Por eso, decidimos llevar el estudio inicial un paso más allá y utilizar los avances tecnológicos para ver si era posible desarrollar un mejor método de diferenciar entre células cancerosas y benignas”.
Lo primero que la Dra. Bakkum-Gamez y sus colegas hicieron fue obtener muestras de 66 mujeres sometidas a histerectomía, 38 de las cuales lo hicieron debido a cáncer de endometrio y 28, por otras razones. Todas las mujeres usaron tampones en la vagina para recoger las secreciones vaginales y también se sometieron a un procedimiento que consiste en raspar el endometrio con un cepillo a fin de obtener células del revestimiento uterino.
Los investigadores primero aislaron el ADN de las muestras y luego analizaron 97 lugares de metilación en 12 genes diferentes, la mitad de los cuales fue inicialmente descubierta por los miembros del equipo de investigación y la otra mitad fue ya informada antes por otros investigadores.
En las muestras de las mujeres con cáncer de endometrio se descubrió mayor metilación en 9 de los 12 genes analizados. Los resultados fueron similares, independientemente de si el ADN se obtuvo a través de un tampón o mediante las células raspadas del endometrio.
Pese a los resultados alentadores, los investigadores dicen que es necesario refinar más el método antes de utilizarlo clínicamente. Por ahora, la Dra. Bakkum-Gamez y sus colegas estudian otros genes que mutan o atraviesan por la metilación en las primeras etapas del cáncer de endometrio.
Una vez que tengan la alineación final de genes para utilizar en el análisis, piensan validar el mismo con las muestras obtenidas en un ensayo clínico que actualmente reúne a 1000 mujeres con alto riesgo de cáncer de endometrio.
El producto final puede ser muy parecido al Cologuard, que es un medio de detección domiciliaria recientemente autorizado por la Administración de Alimento y Medicamentos de Estados Unidos (FDA).
El Cologuard fue desarrollado en colaboración por Mayo Clinic y Exact Sciences para analizar el ADN de las muestras fecales a fin de detectar alteraciones vinculadas al cáncer de colon.
“El Cologuard puede revolucionar la detección del cáncer de colon, y nuestro análisis conlleva el potencial de hacer lo mismo con el cáncer de endometrio”, acota la Dra. Bakkum-Gamez.
“El punto neurálgico de este método es el deseo de centrar la detección del cáncer en el paciente, mediante el empleo de un producto ampliamente aceptado y disponible en todas partes, incluso en ambientes de bajos recursos económicos”.
Otros autores del trabajo son las siguientes personas: Matthew Maurer, Kieran Hawthorne, Jesse Voss, Trynda Kroneman, el Dr. Abimbola Famuyide, la Dra. Amy Clayton, el Dr. Kevin Halling, la Dra. Sarah Kerr, el Dr. William Cliby, el Dr. Sean Dowdy, el Dr. Benjamin Kipp, el Dr. Andrea Mariani, la Dra. Ann Oberg, el Dr. Karl Podratz, y el Dr. Viji Shridhar, todos de Mayo Clinic.
El estudio fue financiado por el Programa Especializado de Excelencia en la Investigación (SPORE) de Mayo Clinic para el cáncer de ovario otorgado por los Institutos Nacionales de Salud, la Office of Women’s Health Research Building Interdisciplinary Careers in Women’s Health (BIRCWH) (Oficina de Investigación sobre la Salud Femenina para el Desarrollo de Carreras Interdisciplinarias sobre Salud Femenina), el subsidio de apoyo para el cáncer del Instituto Nacional del Cáncer recibido por Mayo Clinic y el Programa Interno de Investigación del Instituto Nacional del Cáncer.
Información sobre el Centro Oncológico de Mayo Clinic
En calidad de institución principal y financiada por el Instituto Nacional del Cáncer, el Centro Oncológico de Mayo Clinic realiza investigaciones básicas, clínicas y poblacionales para traducir los descubrimientos en mejores métodos de prevención, detección, diagnóstico, pronóstico y tratamiento.
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