Cada 31 de marzo se conmemora la lucha contra el cáncer de colon y recto, una enfermedad provocada por la aparición de tumores malignos en el tracto gastrointestinal y que se estima que afecta a una de cada 20 personas.
Ocasiones como estas sirven para dar a conocer la patología, sus síntomas, factores de riesgo y la importancia de un diagnóstico temprano, a fin de contar con alternativas de tratamiento que mejoren la calidad de vida del paciente.
El cáncer de colon y recto suele aparecer en personas con edad promedio de 67 años; afecta a hombres y mujeres por igual; y representa la cuarta causa de muerte por cáncer en hombres, y la quinta en mujeres.
Algunos síntomas específicos pueden indicar la posible presencia de la enfermedad, tales como: flatulencia, hinchazón abdominal, presencia de sangre en las heces, cuadros alternos de diarrea con estreñimiento, pérdida de peso y anemia.
Debido a que el cáncer de colon y recto evoluciona lentamente y es silente en fases iniciales, exámenes como la colonoscopia facilitan al médico el trabajo de detectarlo precozmente. El Dr. Sunil Daryanani, oncólogo médico del Hospital de Clínicas Caracas, comentó que: “Todo paciente mayor de 50 años requiere realizarse una colonoscopia cada 10 años.
Existen otros que requieren seguimiento más frecuente, como aquéllos con poliposis intestinal, pacientes de alto riesgo (con cáncer de colon previamente tratado) o con antecedentes familiares de desarrollar la enfermedad”.
Hábitos alimenticios comunes en los países del mundo occidental, como un régimen alimenticio poco balanceado, alto en grasa y pobre en fibra, provoca el retraso del tránsito intestinal y favorece el contacto de toxinas con las paredes intestinales, por lo que incrementan las posibilidades de que se origine la enfermedad.
De igual forma, son factores de riesgo el sedentarismo, la obesidad, el alcoholismo y el tabaquismo.
Una vez que la enfermedad es diagnosticada, el especialista procederá a determinar el estadio clínico-patológico en el que se encuentra el paciente, según la extensión en el momento del diagnóstico, a fin de evaluar y definir sus opciones terapéuticas.
Los estadios I y II se pueden considerar como enfermedad temprana o precoz; el III es una enfermedad avanzada y la probabilidad de recaída es muy alta; y el IV se refiere a la enfermedad avanzada o metastásica.
Evolución de tratamientos
La decisión terapéutica dependerá de la evolución del cáncer. Sin embargo, el tratamiento más común es la cirugía, debido a que permite eliminar la mayor cantidad posible de tejido tumoral. Seguidamente, existen las quimioterapias y radioterapias, las cuales pueden aplicarse como un tratamiento previo y posterior a la cirugía con el fin de reducir el tamaño del tumor y sus metástasis.
En los últimos años se ha evolucionado en el tratamiento de esta enfermedad, sobre todo para pacientes que se encuentran en una etapa avanzada, quienes han demostrado una mejora considerable en su calidad de vida gracias a los aportes de las terapias biológicas.
El Dr. Daryanani comentó que: “Un tumor, para poder crecer, necesita de vasos sanguíneos para alimentarse. El bevacizumab, trabaja inhibiendo la formación de nuevos vasos sanguíneos, proceso que se llama angiogénesis, lo que contribuye a un mejor control de la enfermedad”.
En el marco de la conmemoración del Día Mundial de la lucha contra el Cáncer de Colon y Recto, la recomendación es estar atentos a los factores de riesgo y a los síntomas que podrían indicar la presencia de esta enfermedad.
Adicionalmente, realizarse periódicamente estudios endoscópicos, permitirá detectar a tiempo las lesiones colorrectales y ofrecer alternativas que permitan al paciente una mejor calidad de vida.