He aquí el dilema: ¿es mejor salir a hacer ejercicio en nuestras contaminadas ciudades o quedarse en casa –con los riesgos que implica la vida sedentaria– para evitar los malos humos?
Pues según un nuevo estudio realizado en la Universidad de Copenhague, el bien que hace la actividad física compensa los efectos negativos de la polución.
“Incluso en las zonas más contaminadas de Copenhague, es más sano correr, dar un paseo o ir al trabajo en bici que permanecer inactivo”, asegura Zorana Jovanovic Andersen, uno de los autores de la investigación, publicada en Enviromental Health Perspectives.
De todas formas, Jovanovic recomienda que intentemos hacer deporte en las zonas verde.
Los investigadores daneses analizaron los hábitos de 52.061 personas de entre 50 y 65 años en Copenhague y Aarhus desde 1993 a 1997, cruzando estos datos con los niveles de polución de las ciudades donde residían y la tasa de mortalidad hasta 2010.
El resultado es que los individuos que hacían ejercicio habitualmente tenían una probabilidad de morir un 20% menor que quienes se quedaban en casa, incluso si vivían en las áreas más contaminadas.
Lo interesante sería realizar estudios similares en otras urbes del mundo más contaminadas para comprobar si se repiten los resultados.