Muchas veces se ha dicho que na vida agitada e invadida por el estrés va en detrimento de la salud, así lo han comprobado cientos de estudios y millones de personas que han visto cómo su bienestar general disminuye por cuenta de los afanes y preocupaciones.
Pues bien es en la apariencia en donde se ven los primeros efectos del mal del siglo XXI.
La doctora Jennifer Duarte, dermatóloga del Instituto Zulay, de la Santa Casa de Misericordia, en Río de Janeiro, asegura que el estrés puede ser, por un lado, emocional. “Puede ocurrir algo que impactó tanto a la persona que la llevó a producir una lesión en la piel”. Pero también puede ser físico, aquel que enfrentamos a diario por el ritmo agitado de vida y una deficiente alimentación. Esto tiene un efecto directo en una acelerada descamación de la piel o la alopecia areata, aquella en la que se pierde pelo en una zona localizada y redondeada.
Entre las principales enfermedades que pueden derivar del estrés, según la dermatóloga, están la dermatitis seborreica, que produce caspa y descamación en zonas como la de las cejas; el vitíligo, que es la aparición de manchas blancas, inicialmente en los genitales y los pliegues, como las axilas, y la psoriasis, que produce una inflamación en codos, rodillas, entre otras partes del cuerpo, a la que se puede sumar la afectación de las uñas y las articulaciones.
Pero la piel también puede interpretar y proyectar factores que no vemos o no consideramos como estresantes. “A veces uno diagnostica enfermedades que el paciente ni sabía que tenía porque el estrés no es solamente el de la vida diaria, sino que padecer alguna enfermedad puede ser también un estrés para la piel, como por ejemplo el hipotiroidismo”, dice la doctora Duarte.
El ambiente laboral igualmente influye en la aparición de patologías cutáneas, pero no solo porque de este puedan surgir conflictos interpersonales que nos agobian, sino porque la piel puede interpretar como estresante el manipular determinados elementos. Muestra de ello son las personas que por tener contacto constante con objetos como monedas, billetes o pinturas, manifiestan lesiones externas.
Para mitigar esos impactos, la dermatóloga recomienda un acompañamiento sicológico además de los medicamentos que recete el especialista. Adicionalmente, es fundamental la protección solar, hidratarse y evitar jabones fuertes, detergentes y suavizantes, pues cuando se transpira, los poros se abren y absorben esas sustancias, lo que puede empeorar la condición de una lesión.
5 FORMAS DE EVITAR UNA PIEL ESTRESADA
Un paseo de 20 minutos: relaja y mejora la circulación.
Respirar correctamente: disminuye la tensión
Dormir bien: el buen descanso regenera la piel, hidrata y aclara las ojeras
Comer bien: no abusar de la comida, pues el estrés causa ansiedad y provoca aumento de peso.
Tomar abundante líquido: limpian el organismo
