Runnorexia: cuando correr se convierte en obsesión

Hay un límite peligroso: cuando la actividad se transforma en una obsesión y termina poniendo en riesgo la salud.El deporte es una de las actividades que pueden mejorar la salud. Pero como en todos los órdenes de la vida, practicado en exceso y de manera desmedida, se puede convertir en un problema. Y la línea puede ser muy fina.

Es una zona casi imperceptible entre el deseo genuino y el momento en el que todo está condicionado por esa pasión llamada correr. ¿Cuándo la pasión deja de ser tal y se transforma en una adicción?

Es normal que, endorfinas mediante, una vez que las zapatillas están en los pies, se produzca un enamoramiento que modifique la existencia: todo parece girar en torno al entrenamiento y las carreras y se cambian el estilo de vida y la alimentación.

Hasta las relaciones humanas se ven modificadas, puesto que el corredor empieza a interactuar con nuevos grupos más afines al running que a otros mundos.

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Pero esa pasión se ve desbordada cuando se llega al límite de sobrevalorar el running, transformándolo en lo único importante. Los especialistas lo denominan runnorexia.

La Organización Mundial de la Salud alertó que las adicciones a conductas se incrementan de una manera exponencial. La sobreexposición a nuevas tecnologías o la influencia de los estereotipos físicos llevan a esta condición.

¿Cuáles son los síntomas?

La runnorexia, como otras adicciones, tiene una base biológica. Por lo general, los síntomas son idénticos a los del adicto a cualquier tipo de ejercicio físico y quedan en evidencia cuando no se puede realizar la actividad: aparecen la ansiedad, la depresión o la irritabilidad, y todo queda supeditado a esa única acción.

La persona que lo padece convierte la actividad de correr en el elemento más importante de su vida, por encima de las relaciones familiares, los amigos, el trabajo y hasta la salud.

Y por lo general, no se escucha al cuerpo. No importan el cansancio, la fatiga, el clima ni siquiera el registro de algún dolor; la necesidad de cumplir con el entrenamiento siempre está por encima.

¿A quiénes afecta?

Los especialistas aseguran que el perfil común se encuentra en corredores de entre 35 y 45 años, en especial en quienes nunca habían realizado ejercicio de manera continuada y tienen estresantes ocupaciones laborales, de estudio o familiares.

Por lo general, está acompañado por una baja autoestima, pocas satisfacciones cotidianas y falta de confianza. Cuando no pueden correr, sufren síndrome de abstinencia.

Señales de alerta

¿Cómo saber si se está a un paso de la obsesión runner? Contestando estas preguntas con sinceridad... Si alguna respuesta es afirmativa, es probable que se esté entrando en terreno peligroso y sea el momento de consultar con un profesional.

¿Corres todos los días?
¿En lo único que piensas es en correr?
¿Dejas de lado compromisos sociales y familiares porque al otro día debes entrenar?
¿Evitas salir hasta tarde aunque sepas que al día siguiente puedes no entrenar?
¿Dejas de lado a tu familia y amigos y solo frecuentas personas que corren?
¿Necesitas ejercitarte diariamente para sentirse bien y en plenitud de condiciones físicas y mentales?
¿Las condiciones climáticas adversas no suponen un freno para que te plantees salir a entrenar?
¿Te entrenaste aun sintiendo dolores y molestias?
¿Mantienes el mismo número de entrenamientos semanales incluso cuando asumís que tienes dificultades para cubrirlo?
¿Intentas que todas las personas que te rodean corran como lo haces tu?

Fuente: derf 

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