Del higo se conocen más de 600 variedades, lo cual deja ver la amplitud de su cultivo y consumo, así sea por su sabor o cualidades nutricionales.
Dicen quienes gustan de él que los de mejor calidad se cosechan en septiembre; aprovechemos la oportunidad y disfrutemos los que nos brinda en esta temporada.
Ficus carica es el nombre con el que los científicos identifican al fruto de la higuera, y cuyo valor nutritivo y singular sabor lo han hecho partícipe de la historia de la humanidad.
Vea usted: se sabe de su consumo desde la Grecia antigua, donde era verdaderamente apreciado, ya que fue el manjar predilecto de Platón —de hecho en nuestro días se le sigue conociendo como la fruta de los filósofos—, Galeno lo recomendaba a los atletas por sus valores energéticos e Hipócrates los usaba para combatir fiebre; se tiene conocimiento, inclusive, de que unos sacerdotes especiales (llamados sicofantes) se encargaban de anunciar su maduración para ser recogidos y consumidos por el pueblo.
Aunque algunos autores señalan como su sitio de procedencia Asia occidental, otros lo ubican en Arabia o el norte de África, donde aun en nuestros días el higo es considerado estimulante del apetito sexual y símbolo de fecundidad.
Pese a que muchos lo catalogan como fruta de verano, puesto que se cosecha desde julio, los mejores ejemplares se consiguen en septiembre, principalmente los procedentes de las costas del mar Mediterráneo.
Notables cualidades
El higo es en México un fruto del que poco se ha hecho por difundir sus atributos, pese a ser integrante histórico de la gastronomía nacional, particularmente en la dulcería, en su tradicional forma caramelizada.
Lo cierto es que el fruto fresco está compuesto por un 80% de agua y un 12% de azúcar, y una vez seco estas proporciones varían considerablemente a menos de un 20% y más de un 48%, respectivamente.
Fresco resulta un alimento energético, suave laxante y diurético, además de que es reconocido como buena fuente de fibra, vitaminas A y C, algunas del complejo B, además de importantes minerales como potasio, hierro, fósforo, magnesio, cobre y zinc, lo cual lo hace destacar notablemente para prevenir anemia y estimulante en quienes realizan esfuerzos intelectuales.
En niños y mujeres embarazadas se recomienda como expectorante, es decir, facilita la expulsión de la mucosidad que se adhiere a las paredes pulmonares en casos de infecciones en vías respiratorias.
Asimismo, contiene enzimas y flavonoides que ayudan a proceso de la digestión, así como un compuesto en el que la Ciencia tiene volcadas muchas expectativas, benzaldehyde, el cual evita la reproducción de células cancerígenas.
Ahora bien, es importante dejar claro que sus características nutricionales se potencian una vez secos, lo cual lo hace destacado alimento durante el invierno, ya que, además de las cualidades mencionadas con anterioridad, su ingestión aumenta las calorías cuando bajan las temperaturas, así como los niveles de hierro (para prevenir anemia), magnesio (refuerza el sistema inmune para evitar infecciones) y calcio (para fortalecer huesos y dientes).
Una forma de dar mejor aprovechamiento a las cualidades expectorantes del fruto es haciendo infusiones, para lo cual es suficiente ponerlo a cocer en un poco de agua y dejarla hervir; una vez que el higo está blando, se cuela el líquido resultante de la cocción y se toma caliente.
Finalmente, para cerrar el capítulo de las bondades a la salud que el higo ofrece, cabe mencionar que es reconocido como estupendo colaborador en los casos de heridas o abscesos expuestos, ya sea aplicado directamente en la lesión o como parte de una cataplasma.
Amigo del chef
La higuera es un árbol mediano, de hojas ásperas, que una vez plantado tarda aproximadamente cinco años en empezar a producir; su longevidad supera los 100 años y crece en zonas de salinidad y poco agua, requiere clima templado, no soporta bien las temperaturas bajas, aunque si aguanta largos períodos de sequía.
Se reconocen las regiones de California (Estados Unidos) y Turquía como las principales productoras.
La madera blanca procedente de la higuera segrega un líquido lechoso que posee propiedades curativas, especialmente para aliviar verrugas y callos.
Se conocen alrededor 600 variedades de higos, siendo las principales Kadota, Adriatic, Calimyrna y Mission. La piel de este fruto puede ser blanca, morada o verde, pero para saber distinguir si está en su punto de madurez, popularmente se dice que, debe tener cuello de ahorcado, ropa de pobre y ojo de viuda; esto quiere decir que el rabo del fruto debe estar seco, la piel arrugada y al abrirlo debe desprender una lágrima de su néctar.
Aunque para los mexicanos la forma más popular de consumo es al natural, en otros países es mucho más amplia su utilidad en la cocina.
En algunas regiones de Asia suele acompañar cualquier tipo de carne asada; en España complementa platillos cuyo ingrediente principal es pato o jamón de cerdo, siendo muy recomendable; en el norte de África es considerado ingrediente “exótico” de salsas con fines afrodisíacos.
Como postre, suelen comerse solos o en preparaciones distintas, siendo una de las más sencillas la que presentamos en seguida.
Higos en almíbar
1 ½ litro de agua.
1 ½ kilogramo de azúcar.
1 kilogramo de higos frescos.
1 rama de canela.
½ limón.
Preparación:
Disuelva el azúcar en el agua hirviendo y deje enfriar. En tanto, corte el rabito a los higos y luego pártalos en cuatro gajos (haciendo un corte en forma de cruz). Una vez que el líquido endulzado adquiere temperatura ambiente vacíe los higos partidos y déjelos reposar durante 8 a 12 horas, tras lo cual añadirá las rodajas de limón y la canela en trozos.
Para conservarlos, escurra los higos y viértalos en frascos perfectamente limpios, los cuales se rellenarán hasta cubrir con el almíbar, eliminando las burbujas de aire. Usted puede servirlos en cualquier época del año y acompañarlos de un chorrito de brandy para darle un toque sensacional.
Ahora, usted puede compartir lo que ya conoce sobre el higo para que cada vez más gente disfrute de sus bondades, sobretodo en septiembre.