6 hábitos sencillos para alcanzar la excelencia

"Somos lo que hacemos de forma repetida. La excelencia, por tanto, no es un acto, sino un hábito". Y no lo digo yo, lo dijo Aristóteles, y es un gran consejo. Pero ya se sabe que los hábitos son tan difícil de adoptar como de perder.

Sin embargo, hay algunos a los que no cuesta acostumbrarse siempre y cuando uno se implique al cien por cien. Y precisamente de ese tipo de hábitos vamos a hablar aquí.

1. Reunirte al menos una vez a la semana con personas más inteligentes que tú. "Dime con quién andas y te diré quién eres", dice el refrán popular. Nosotros te invitamos a seguir estas palabras al pie de la letra, ya que el primer paso en el angosto viaje hacia la excelencia es rodearte de gente que lo sea.

2. Responde ‘por qué’ a cada ‘no’. Una de las cosas que más sacan de quicio a los padres de los niños es cuando preguntan el porqué de cada cosa que dicen. Pero es precisamente lo que debes hacer, porque cuestionar el status quo es el primer paso para cambiarlo de arriba a abajo. La auténtica revolución puede comenzar con un "¿por qué?", en lugar de resignarse a un "así son las cosas y ya está".

3. Bloquea tu horario para las cosas importantes. Una buena forma de asegurarse de que las cosas realmente importantes se hagan y se hagan bien es eliminar toda distracción y dedicarles el cien por cien de tu atención. Siempre va a haber millones de tareas peleando por tu tiempo, pero la técnica de "bloquear el horario" te asegurará que las más importantes estén tachadas al final del día.

4. Lee más. Puede que te parezca que leer no es un hábito, pero habla con cualquier lector voraz y verás que sí lo es: si esa persona pasa un solo día sin leer es porque algo va mal. No vamos a contarte ahora los increíbles beneficios de la lectura a todos los niveles; nos limitaremos a subrayar que algo tan simple como quince minutos al día entre páginas significan docenas de libros al día.

5. Focaliza y define sus metas. Si no sabes a dónde vas, ¿cómo pretendes llegar? Sabemos que encontrar un objetivo vital no es moco de pavo, pero para ir practicando, ¿por qué no fijarse pequeñas metas diarias como rutina? Prueba a dedicarle unos minutos cada mañana a revisar lo logrado el día anterior y fijar claramente qué quieres hacer antes de terminar del día. Esta costumbre tan simple puede ayudarte a ser más productivo y estar más centrado.

6. ¡Madruga! Sí, sabemos que decirlo es mucho más fácil que hacerlo. Sólo hay un secreto: no permitir a tu cerebro el privilegio de tomar ninguna decisión.

En otras palabras, crea rutinas mañaneras y hábitos que te obliguen a despertarte temprano hasta que saltar de la cama sin posponer la alarma sea algo totalmente natural para ti. ¡A trabajar!

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