En un mundo lleno de mensajes estereotipados sobre el peso que sobre todo afectan a las mujeres, surgen muchos más trastornos alimentarios de los que creemos. Todos ellos muy peligrosos para la salud.
Estamos acostumbrados a escuchar hablar de la anorexia y de la bulimia como los trastornos alimentarios más comunes que padecen, en su mayoría, mujeres y que tienen una explicación psicológica y social que va más allá de la enfermedad en sí misma. Pero los tiempos cambian y cada vez son más las alteraciones que tienen que ver con la comida y que están empezando a afectar a hombres y mujeres por igual en algunos casos.
Todos los trastornos son peligrosos. Se juega con la comida, con la salud. No nos damos cuenta del daño que los mensajes estereotipados pueden llegar a hacer en una persona. Estragos que se traducen en enfermedades que, sobre todo, inciden más en los y las adolescentes. Cuanto más pronto se descubra que una persona padece uno de estos desórdenes, más sencillo será el tratamiento.
Es bastante común escuchar esta palabra en los últimos tiempos. El 'boom' de los gimnasios, la comida 'súper' sana y lo ecológico ha llevado a un 28% de la población mundial a obsesionarse por la alimentación hasta tal punto que la comida es el centro de sus vidas, condicionando todo lo demás. Todo lo quieren '100% natural', puro y sienten miedo si no es así, si en realidad no han comido lo que consideran que deberían. Eso sí, la etiqueta 'sana' es relativa, la ponen ellos.
Cuentan las veces que mastican cada bocado, creen que es lo más adecuado y se dejan un auténtico dineral en productos de herbolario y comida orgánica, que es mucho más cara que la común, por lo que normalmente las personas que padecen este trastorno tienen un perfil socioeconómico medio-alto. Los expertos advierten de que en algunos casos puede derivar en anorexia o desnutrición
Este tipo de desorden es lo mismo que la anorexia con un matiz y es que se produce durante el embarazo, siendo completamente perjudicial para la mujer y para el bebé.
Se produce porque en este estado todas las mujeres aumentan de peso, como es lógico, a medida que van pasando los meses. Pero esto tan evidente puede obsesionar hasta el punto de que eviten engordar dejando de comer, con dietas radicales que se ponen a sí mismas y haciendo un ejercicio físico excesivo. Todo ello puede provocar que el feto no se desarrolle con normalidad al no tener los nutrientes necesarios, anemia, falta de calcio, baja producción de leche materna, alteraciones hormonales, además de abortos espontáneos.
Normalmente las mujeres que padecen esta enfermedad durante el embarazo han sufrido anorexia o bulimia previamente, aunque puede darse sin esta característica previa simplemente por el hecho de engordar.
Anorexia atlética
La obsesión por el ejercicio lleva a muchas personas, tanto hombres como mujeres, a tener una verdadera adicción a ello. El físico se convierte en su vida y hacen ejercicio varias horas todos los días de la semana sin ser deportistas de élite, lo que puede acarrear lesiones y crisis de ansiedad si no pueden llevar a cabo su tabla deportiva. La salud se resiente y tienen el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y del corazón.
Estas personas tienden a reducir la ingesta de calorías necesarias para mantenerse sanos y con energía, además de los líquidos, algo que compensarán con diuréticos. El resultado es demoledor, no hay cuerpo que pueda aguantar tal ritmo.
Otro de los trastornos relacionados con el deporte es el de la bulimia deportiva, que consiste en comer en exceso, vomitar y/o hacer ejercicio de forma compulsiva para compensar las calorías que ya están en el cuerpo.
Trastorno por atracón
Consiste en comer de forma compulsiva, como si no hubiera mañana. Tiene una explicación psicológica, aunque no en todos los casos tiene por qué darse, ya que está relacionado con la vivencia de emociones negativas o crisis de ansiedad provocadas por el estrés del día a día. La única diferencia con la bulimia es que las personas que padecen este trastorno no suelen vomitar después de comer, pero sí sentirse culpables y con un malestar generalizado, tanto físico como mental.
Estas personas no pueden parar de comer y no tienen autocontrol sobre sí mismas. Afecta, sobre todo, a mujeres de entre 40 y 50 años que sufren depresiones, por lo que hay que prestarle el doble de atención profesional.
Fuente: Qué!