Moqueo constante, tos, inflamación de garganta, dolor de cabeza, malestar general, visitas al médico... ¿Te suena de algo? Un resfriado como la copa de un pino que te deja fuera de combate durante varios días.
Este año no. Si sigues estos sencillos consejos podrás evitarlo y pasar un invierno feliz y sin catarros. Ríete de la gripe en su cara y no compres ni un paquete de pañuelos ni un mal jarabe de aquí a que vuelva el calor primaveral.
1. Saluda con la mano izquierda. Bienaventurados los ambidextros porque en los meses de invierno les va a venir muy bien ser capaces de usar izquierda y derecha indiferentemente. Nuestras manos pueden transportar bacterias como la E. coli o el norovirus, culpables de provocarnos enfermedades como el resfriado. Por eso cambiar de mano para comer o saludar a la gente reduce la posibilidad de que estas bacterias lleguen hasta tu boca.
Así, por ejemplo, si sueles comer con la derecha, trata de agarrarte de las barras del transporte público o estrechar la mano a otras personas utilizando la izquierda. Y, cómo no, en estos meses más que nunca procura lavarte las manos a menudo para prevenir riesgos.
2. Lava la funda de almohada cada semana. Este hábito higiénico te ayudará a evitar que los gérmenes purulentos derivados de un catarro sobrevivan más tiempo del que deberían y hará que te mantengas en 'loop' en esa gripe infernal.
Y más aún si compartes cama y la otra persona hace amago de estar infectada: si es así, no esperes demasiado y cambia la funda cada mañana. En ambos casos hazlo a un temperatura de 60 grados centígrados para acabar con cualquier germen o bacteria.
3. Cambia de asiento en el autobús. En invierno es bastante común coincidir en el transporte público con personas que están resfriadas. Tampoco tienes que huir de ellos como de la peste pero ten en cuenta que, según halló un estudio elaborado en 2014 en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, las pequeñas gotitas que salen de un estornudo son capaces de trasladarse en el aire hasta a 3,5 metros de distancia.
Ojo, porque cada estornudo cuenta con cerca de 100.000 partículas capaces de propagar el virus, y sólo con que nos lleguen 30 nos podemos infectar de gripe. Vamos, que si estás al lado de alguien que tose o estornuda te cogen seguro, a no ser que agites la cabeza hacia los lados durante diez segundos mientras el aire se despeja y, si puedes, aproveches para cambiarte de asiento o vagón.
4. Vete a la cama un poco antes. No es ninguna novedad: la falta de sueño afecta al sistema inmune y deja nuestras defensas por los suelos. De hecho, dormir menos de siete horas nos hace hasta tres veces más propensos a coger un resfriado que alguien que descansa una media de ocho horas.
Si puedes, duerme aún un poco más: durante el sueño los recursos energéticos se propagan por los músculos y el cerebro fortaleciendo nuestro sistema inmune, ayudándonos a luchar contra la gripe y el catarro. Por eso cuando nos ponemos malos nos sentimos mejor después de dormir y descansar durante más horas de lo normal.