Escuchar heavy metal extremo es saludable para los fans

Sobre la música rock y sus derivados se han escrito muchas cosas. Algunos han afirmado que escuchar algunos de los estilos más ‘duros’ dentro de la música como son el punk, el heavy metal o el hardcore puede ser la causa de un mayor sentimiento de ira y un comportamiento más violento. Como características de la música extrema están los sonidos duros, pesados, altos y caóticos así como las letras emotivas con referencia a la ansiedad, la soledad… Sin embargo, que escuchar música de estas características cause ciertas emociones negativas y comportamientos reprobables tiene que ser bien demostrado aún con estudios científicos apropiados.

Con este objetivo han realizado un experimento Leah Sharman y Genevieve A. Dingle, de la University of Queensland en Australia. Para llevar a cabo el estudio contaron con la colaboración de 39 aficionados al heavy metal extremo, que fueron repartidos al azar entre dos grupos diferentes: un grupo que estaría 10 minutos en silencio y otro grupo cuyos miembros escucharían 10 minutos de una selección personal de sus bandas preferidas de metal extremo, entre las que se incluyeron grupos como Manowar, Megadeth, System of a Down o Inquisition. Previamente se les realizó una entrevista diseñada para inducir una emoción de ira, haciéndoles recordar y comentar acontecimientos personales que les causaran una fuerte emoción de enfado tanto en el ámbito laboral como en el de pareja, amistad…

Para valorar los cambios en las emociones de los participantes se tomaron medidas de la tasa cardiaca y un test que se usa como medida del afecto negativo y positivo conocido como PANAS.

Los resultados de experimento han sido publicados recientemente en la revista Frontiers in Neuroscience (2015) y muestran que para los fans del metal extremo, más que perjudicarles, escuchar su música favorita es una ayuda. De forma más específica, los investigadores encontraron que cuando a los participantes se les realizó la entrevista inductora de enfado, aumentaron los niveles de hostilidad, estrés e irritabilidad según la escala PANAS. Sin embargo, estos niveles de emoción negativa disminuyeron en la fase experimental, tanto en los participantes que escucharon la música metal como en los que permanecieron en silencio. En cuanto a la tasa cardiaca, también aumentó en la fase de inducción de ira con la entrevista, y en este caso se mantuvieron en el mismo nivel en los participantes que escucharon música mientras que disminuyeron en el grupo que no lo hizo. Por otro lado, aspectos emocionales como la activación y la inspiración aumentaron solo en el grupo experimental (música).

Según los autores del estudio, la música metal extrema no fue la causa de que los participantes se enfadaran o mostraran más indicadores de ira. Al parecer, lo que sucede es que escuchar este tipo de música parece que encaja con su estado fisiológico y se traduce posteriormente en un aumento de las emociones positivas. Como explican los investigadores, esto podría suponer, para los fans del metal extremo, una buena forma de manejar la ira o el enfado, como una forma de regular sus emociones.

Como siempre, estudios como este nos demuestran que no todo es tan sencillo como parece. Una vez más música y emoción juntos en el ámbito de la investigación científica. Seguro que en el futuro otros estudios indagarán cuestiones sobre cómo sucede todo esto en el cerebro y si afecta positivamente a otros aspectos de nuestra vida mental como la memoria o la atención.

Marisa Fernández es Neuropsicóloga Senior en Unobrain

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