La expresión mujer-pulpo proviene de un molusco con ocho brazos independientes que logra, al mismo tiempo y con cada uno, hacer algo diferente. Dicen que tiene seis brazos para manipular objetos y dos patas para trasladarse.
Esta es una gran representación de las féminas que hacemos de todo, todo junto y a la vez.
Así estamos las mujeres 2015. Cada vez más obligaciones, responsabilidades, actividades. Los chicos, la casa, el trabajo, las compras del supermercado, el gimnasio y sesiones de estética para mantenernos en forma, vernos bien. Por supuesto, la pareja no queda de lado, pero no siempre se le deja el espacio necesario para que sobrevuele tanto stress.
Cuando aún no hay niños dando vueltas, el asunto es más simple. La pareja sin hijos no planea sus encuentros sexuales. Cuándo, dónde y cómo, todo se puede elegir: en el dormitorio, en la cocina, el living, patio, arriba de la mesa. La bañadera con horas interminables de espuma, velas encendidas y aromas por doquier. Desnudos a cualquier hora, los jadeos… todo vale y está permitido. Aunque tengamos mil obligaciones, los espacios libres los armamos conforme nuestras ganas. El sexo espontáneo es fantástico, porque estamos juntos cuándo y de la forma que realmente imaginamos.
Ahora bien, la mujer-pulpo-madre es otro tema. Ya no es nada fácil establecer el momento para la relación. No existe más el “te agarro cuando quiero” porque un hijo lo modifica todo y aunque es maravilloso porque nos transformó en familia, lógicamente los encuentros serán diferentes.
Cuando es recién nacido, los momentos donde finalmente se queda dormido, estamos tan agotadas que sólo pensamos en dormir. A esto se le suma nuestra vuelta al trabajo, el esquema corporal modificado y tantas emociones que siguen invadiendo cuerpo y mente como torbellino. Cuesta conectarse nuevamente con la seducción y el ser mujer sexual.
Cuando crece, la rutina se pone cada vez más difícil: lunes a viernes llevarlo al colegio, revisar mochilas, viandas, guardapolvos, tareas. La oficina de 8 a 17 hrs. En el medio, repasar la lista de prioridades para no olvidarse de nada y fácilmente enloquecer. Fútbol, cumpleaños, médicos, ropa, amigos que se invitan, la lista es interminable pero calza perfecto en un Excel. Si queda algún casillero libre, sumamos alguna clase de gym, la peluquería para retocar las raíces y claro, EL.
¿Queda espacio? ¿Dónde su ubica la pareja? La relación se acomoda en otro nivel. En un comienzo cuesta y mucho, ambos deben comprender que el juego sexual y su encuentro serán totalmente diferentes, pero es fundamental no abandonarlos para ver la pareja crecer. No hay que asustarse porque la relación migra. Es entendible que todo cambie cuando pasamos de dos a tres.
Aunque seamos “pulpo” y podamos con todo, el chip de madre difiere tanto con el de mujer-amante, que no es tan simple cambiarlo en los minutos que el niño se durmió o se fue a alguna actividad. De Súper Madre a Mata Hari. ¿Cómo reencontrarse y seducir?
El varón puede ayudar en gran parte. Dejarle algún mensaje hot en el celular mientras está en la oficina. Rozarla casi sin querer mientras cocina para la familia y susurrarle al oído lo que planea hacerle cuando todos se duerman, le recuerda que sigue siendo atractiva y deseable. Halagarla y mimarla un poco más que de costumbre, son consejos que nunca fallan. Las mujeres necesitamos esa previa diaria para que los minutos que se presentaron a solas realmente rindan y se disfruten bien.
Sumar algún lubricante con l´arginina que potencia nuestro deseo rápidamente, lencería abierta para estar lista cuando surja ese juego. Cosmética sensorial con pheromonas para despertarnos a la atracción. Condimentos simples pero efectivos que sirven de disparadores para el reencuentro.
Si el núcleo familiar lo permite (una abuela, tía o alguien de confianza que se quede unas horas en casa), establecer un día para los dos fuera del domicilio, como una actividad recetada. No es necesario que sea un encuentro en el hotel, simplemente un encuentro cómplice, donde volvemos a ser los dos sin interrupciones. ¡Eso nos conecta y nos enciende!
Fuente: Ahguapas