Una vez más, el mundo de la estética nos sorprende y nos muestra una nueva forma de restar años y sumar belleza a la cara.
En el último congreso de Belleza sin Cirugía, el doctor Ricardo Ruiz, jefe de la Unidad de Dermatología de la Clínica Ruber y director de la Clínica Dermatológica Internacional, ha expuesto uno de los usos más comunes del Botox en países asiáticos
Antes y después de la aplicación de botox en una paciente asiática/ Foto del Journal Cosmetic Dermatology
Estilizar el rostro se ha convertido en la aplicación estrella de la toxina botulínica en el continente asiático. Se trata de “adelgazar” el rostro mediante una técnica de inyección en puntos estratégicos del masetero, que es el músculo que interviene en el proceso de masticación. Así se consigue un afilamiento de la barbilla y del tercio inferior del rostro.
Además, se ha demostrado su eficacia también en el tratamiento del bruxismo, un hábito involuntario que afecta a algunas personas y que consiste en apretar o rechinar los dientes durante el día o la noche. Esto puede provocar dolores de cabeza o de mandíbula y la rotura masiva de la dentadura.
Algunas personas presentan un desarrollo excesivo de los dos músculos maseteros. A veces se da por una cuestión de constitución facial, por ejemplo en países como China o Japón los rasgos son más anchos que en otras zonas del mundo, o bien por los hábitos que la persona tenga en su vida diaria, como masticar chicle en exceso o contraer la mandíbula de forma inconsciente.
Se produce un ensanchamiento del mentón y, por tanto, un efecto antiestético en las mujeres, ya que aporta un aire masculino a la cara. Se denomina “efecto de la cara cuadrada”
“Con la inyección de Botox en puntos estratégicos de ambos músculos conseguimos relajarlo y estilizar el contorno mandibular. Además, si la técnica se realiza a menudo, conseguimos también educar el músculo, evitando que el ensanchamiento vuelva a producirse”, afirma el doctor Ruiz.
Otro de los apartados tratados en el congreso “Belleza sin cirugía”, celebrado recientemente en Madrid, fue el envejecimiento del semblante. Según el dermatólogo Ricardo Ruiz, los más jóvenes tienden a presentar la forma de un triángulo boca abajo, donde el vértice del mismo coincide con la barbilla. Sin embargo, según pasan los años, esto se va invirtiendo por completo hasta coincidir la base del triángulo con la zona del mentón.
“Este proceso se produce porque la grasa del rostro, que se encuentra compartimentada, comienza a reabsorberse en algunas zonas y se acumula en otras“, apunta Ruiz.
La clave para obtener una imagen más joven consiste en mantener la estructura triangular de la cara inyectando rellenos solo en el tercio superior, es decir, en las sienes, la frente y los párpados, y colágeno en la zona inferior.
Es una técnica sencilla con la que conseguimos relajar en igual medida ambos maseteros, de forma que dejen de desarrollarse y que el contorno facial se refine. Asimismo es un método preventivo.
El paciente que se someta puede volver a su vida normal en cuestión de minutos y los resultados se aprecian a partir del primer mes. El efecto dura de 4 a 6 meses y el precio se sitúa entre los 200 y los 400 euros.
Se reduce el tamaño del músculo
Se percibe la línea mandibular más estrecha
Se corrigen las posibles asimetrías
Se disminuye el dolor muscular y de cabeza en pacientes con bruxismo
Se previene la hipertrofia de los maseteros