La vaginoplastia o la labioplastia son algunas de las intervenciones quirúrgicas que buscan mejorar el aspecto físico de la zona íntima femenina, pero también solucionar problemas como la incontinencia urinaria, el vaginismo u otras molestias que pueden afectar a las relaciones sexuales
Ya no sólo el hombre se preocupa por la estética genital, la moda ahora es la cirugía para ella.
Una reducción de los labios menores o del abultamiento del pubis; la corrección de una cicatriz de episiotomía; la reconstrucción del himen; el aumento de los labios mayores o un rejuvenecimiento vaginal tras los partos, son algunas de las muchas opciones que ofrece la cirugía íntima femenina.
Rasurarse el vello genital ha dejado al descubierto algunas anomalías en esta zona que antes no eran tan evidentes para la mujer. Según el doctor José Serres, cirujano plástico y presidente de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad (SEMAL), esta es la causa principal por la que este tipo de tratamientos quirúrgicos están en alza.
“El perfil mayoritario de la mujer que demanda este tipo de intervenciones por edad oscila entre 20 y 40 años, normalmente solteras”, afirma Joaquín García Aparicio, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Estética (SECE).
La paciente busca en estas operaciones normalidad. El doctor Miguel Barroeta Gil, ginecólogo y especialista en cirugía estética vaginal, explica que son intervenciones que la gente pide porque tienen complejos o porque les provocan molestias de diferentes índoles.
“Habitualmente son razones estéticas más que de salud las que motivan a la mujer a someterse a una cirugía vaginal, pero a veces también existen molestias o problemas en las relaciones sexuales”, añade Barroeta.
Según el ginecólogo, la mujer no busca una mejora de su apariencia genital en la cirugía vaginal, si no recuperar una apariencia normal, reconstruir esa zona de su cuerpo que es anómala o le produce un complejo.
El doctor Serres afirma que son intervenciones seguras aunque puede producirse alguna infección si la paciente no sigue las instrucciones y los cuidados después de la intervención.
Por su parte, Barroeta advierte de que aunque se usa anestesia local y la recuperación es rápida, lo que podría hacer pensar en una operación sencilla, no es así puesto que se emplean suturas muy finas. “Si el cirujano tiene experiencia y la técnica es buena, el riesgo es mínimo”, apunta.
Sin embargo, el doctor García Aparicio habla de algunos de los posibles riesgos de estas intervenciones.
“Ocasionalmente pueden presentarse complicaciones como reacciones adversas a la anestesia o a los antibióticos o antiinflamatorios; hematomas o en algún caso, raramente, puede producirse dehiscencia del labio reconstruido (que se suelte parte de la sutura) o necrosis de parte del tejido (muerte por mala circulación sanguínea), dando como resultado cicatrices no estéticas”, asegura.
Tratamientos, un abanico de posibilidades
Lipoescultura del pubis. El doctor Serres explica que a medida que las pacientes crecen, se produce una redistribución de la grasa corporal en diferentes zonas como la púbica.
“Mediante lipoescultura láser, se consigue el remodelado de la zona, buscando la armonía y el ideal estético del área”, aclara.
Himenoplastia. Esta técnica consiste en la reconstrucción del himen, que según el doctor Barroeta es una intervención reclamada en la mayoría de los casos por causas culturales o religiosas.
Clitoriplastia. Consiste en una reducción del clítoris. El cirujano Serres apunta que el excesivo desarrollo de esta parte puede deberse a trastornos endocrinos o al consumo de esteroides.
Labioplastia. El crecimiento exagerado de los labios menores, además de provocar un aspecto antiestético, según Barroeta también puede dificultar las relaciones sexuales o una micción correcta que puede solucionarse con una operación reductora.
Aumento del volumen de los labios mayores. Con el paso del tiempo, el volumen de los labios mayores puede disminuir debido a la atrofia de la grasa de la que están compuestos. “Para aumentarlos de volumen se realiza una inyección de grasa obtenida de otra zona de la misma paciente mediante una técnica conocida como Lipofilling”, señala Serres.
Reconstrucción perineal. Como consecuencia de partos difíciles o traumatismos de otro tipo, la zona perineal (situada entre el ano y el inicio de la vulva) puede haber quedado agrandada o al contrario.
Cuando la cicatrización de la herida de la episiotomía no ha sido correcta, algunas mujeres sufren molestias que pueden durar toda una vida y que tienen solución con diferentes técnicas: quirúrgica o con láser de CO2.
Implante del vello púbico. Según Serres, con la edad, esta zona pierde densidad por lo que a través de implantes de bulbos pilosos de la propia persona se puede rejuvenecer la zona.
Vaginoplastia más corrección de la incontinencia urinaria. El doctor Miguel Barroeta ha combinado la solución quirúrgica para el estrechamiento o alargamiento de la vagina con técnicas novedosas para tratar este tipo de problema urinario, como la colocación de una malla anti-incontinencia.
Toxina botulínica en el tratamiento del vaginismo.
El vaginismo es la contractura anormal de los músculos perivaginales durante la penetración vaginal, haciéndola dolorosa y a veces imposible. Según el doctor Serres, la toxina botulínica, aplicada en dichos músculos, actúa como un relajante muscular.
Eliminación de verrugas. Infecciones tales como el HPV u otro tipo de trastornos, pueden causar verrugas o lesiones en el área genital. El experto Serres explica que mediante el uso del láser, es posible la vaporización de las lesiones, sin cicatrices visibles.
Estrechamiento vaginal no quirúrgico. Mediante el uso de rellenos bio reabsorbibles, la paciente puede disminuir el diámetro de su canal vaginal sin someterse a un procedimiento quirúrgico.