En algunos ocasiones hemos podido conocer de forma detallada algunos de los beneficios y propiedades más importantes del tomate, una fruta que, en su estado natural, es claramente destacable al ser rica en antioxidantes.
Pudimos conocerlo, por ejemplo, en artículos tales como El tomate, mucho más que un super-alimento (I)., o El poder antioxidante del tomate, en los que supimos que el tomate es rico en minerales como el potasio o el fósforo, en fibra, e incluso en vitaminas C, E, provitamina A y vitaminas del grupo B.
No en vano, ya muchos estudios han demostrado precisamente sus claras cualidades nutricionales.
Pero, en esta ocasión, la novedad la hemos encontrado en una investigación llevada a cabo recientemente por científicos británicos, del Centro de investigaciones John Innes.
Durante el estudio, los investigadores “crearon” un tomate con propiedades anti-cancerígenas de color morado, que fue elaborado incorporando a la fruta genes de la flor de Boca de dragón, que tiene un alto contenido de antociánico, el cual también puede encontrarse en moras y frambuesas.
En la investigación, realizada con ratones, se constató que el antociánico y, en definitiva, estos tomates de “nueva generación”, era capaz de reducir células como las del cáncer de colón, descubriéndose –además- que los ratones desarrollaron una probabilidad de vivir más alta.
Se determinó a su vez que los diferentes pigmentos del tomate tienen propiedades anti-inflamatorias, ayudando a combatir enfermedades como la diabetes o la obesidad, e incluso mejorando la visión.
Si bien los resultados son claramente positivos y satisfactorios, los científicos británicos se encuentran en estos momentos estudiando la forma de aumentar los niveles de estos componentes en las verduras y frutas más consumidas.
¿Una noticia, quizás, para la esperanza?