CHICAGO (AP) — Un importante estudio médico podría modificar la atención brindada a muchos de los cientos de miles de pacientes a los que el cáncer se les ha propagado al cerebro desde otras partes del cuerpo.
Contrario a lo que la gente cree, la aplicación de radioterapia a todo el cerebro no mejoró la tasa de sobrevivencia y causó daños a la memoria, el habla y la capacidad pensante de los pacientes, concluyeron los médicos.
"Aquí se presenta la clásica pregunta: ¿Qué es peor, la enfermedad o el tratamiento?", dijo una de las especialistas que encabezaron el estudio, la doctora Jan Buckner, de la Clínica Mayo. La radiación contribuyó a controlar el cáncer "pero tuvo el costo de la declinación cognitiva".
Para los pacientes, el estudio no es necesariamente una mala noticia como podría parecer a primera vista. El documento muestra que en este caso, la calidad de vida es mejor con menos tratamiento además de que muchas personas se evitarían los gastos y efectos colaterales de un tratamiento inútil.
El documento, uno de los tres estudios que se analizaron el domingo durante una conferencia de la Sociedad Americana de Oncología Clínica en Chicago, pone en duda algunos procedimientos que se aplican a pacientes desde hace mucho tiempo.
En uno de los estudios se determinó que la extirpación de los ganglios linfáticos mejora en forma considerable la sobrevivencia del enfermo al que se ha diagnosticado cáncer de boca por primera vez, procedimiento que no se realiza ahora rutinariamente.
En otro se concluyó que ocurría lo contrario en personas con melanoma, un cáncer de piel, que se ha propagado a pocos ganglios linfáticos.
El primer estudio atañe a la mayoría de los pacientes. Cada año solamente en Estados Unidos, unos 400.000 enfermos tienen cáncer que se les ha propagado al cerebro, generalmente de los pulmones, el pecho u otras partes del cuerpo.
La situación es distinta con los tumores que comienzan en el cerebro, como por el que murió apenas Joseph R. "Beau" Biden III, el hijo del vicepresidente estadounidense.
El cáncer que se propaga al cerebro es atendido habitualmente con radiocirugía, en la que se concentra radiación con un dispositivo conocido como Bisturí de Rayos Gamma, seguida de radiación menos intensa a todo el cerebro.
Este procedimiento puede causar caída de cabello, resequedad en la boca, fatiga y problemas en la capacidad de pensamiento.
El médico Paul Brown, de la Unidad del Cáncer MD Anderson de la Universidad de Texas en Houston, dirigió un estudio de 213 pacientes que tenían de uno a tres tumores en el cerebro, para determinar si el riesgo de radiar todo el cerebro valía la pena para controlar el cáncer.
La mitad de los pacientes fueron sometidos a radiocirugía habitual y el resto también, pero junto con radiación a todo el cerebro. Tres meses después, 92% de los pacientes que recibieron ambos procedimientos tuvieron una declinación en su capacidad cognitiva en comparación con 64% que recibió solo radiocirugía.