Te explicamos cómo puedes regular la función intestinal y repoblar su flora de manera natural gracias a unos alimentos probióticos imprescindibles en tu dieta.
Generalmente no le damos mucha importancia al intestino y, sin embargo, un intestino que no funciona de manera equilibrada es una fuente de toxinas para nuestro organismo y, además, impide que asimilemos correctamente los nutrientes de los alimentos que ingerimos.
Los probióticos
Los probióticos son bacterias vivas que se encuentran en alimentos como los que presentamos en este artículo, los cuales han pasado un proceso de fermentación natural.
Estos microorganismos ayudan a reforzar nuestro sistema inmunitario y restituyen la flora intestinal, la cual sufre las consecuencias de la mala alimentación, los antibióticos y los trastornos intestinales.
Su consumo diario nos ayudará a mejorar notablemente algunos problemas de salud:
Estreñimiento. Gases y flatulencias. Vientre hinchado después de comer. Enfermedad de Crohn. Síndrome del colon irritable.
El yogur es un alimento que puede ser muy sano si no tenemos intolerancia a la lactosa y evitamos combinarlo con muchos otros alimentos. También es un alimento muy natural si lo elaboramos nosotros mismos en casa, y evitamos así los colorantes, aromas y azúcares que les añaden a los yogures comerciales de sabores.
Preparar yogur en casa es mucho más sencillo de lo que podemos creer. En el mercado encontramos algunas yogurteras que facilitan su elaboración pero, en realidad, no necesitamos ningún aparato especial para hacerlo.
Elaborarlo de manera casera nos permitirá beneficiarnos de todas sus propiedades, elegir una leche de calidad y ahorrar dinero. Además, su sabor es delicioso.
El kéfir es todavía más saludable y digestivo que el yogur, ya que es rico en fermentos vivos y contiene menos lactosa. Su sabor es un poco ácido, pero podemos suavizarlo con un poco de miel o sirope de agave.
El kéfir es un hongo vivo que deberemos poner en un bote con leche (de vaca, de cabra, de oveja, etc.). Al cabo de 24 o 48 horas lo colaremos, consumiremos la bebida o la reservaremos en la nevera y volveremos a poner el hongo con leche para que fermente.
Es importante destacar que hay personas que no toleran bien la lactosa y, sin embargo, sí que digieren bien los productos lácteos fermentados.
Chucrut o col fermentada
El chucrut es una comida típica de algunos países europeos como Alemania o Polonia, donde lo sirven como acompañamiento de carne y pescado para facilitar su digestión.
Se elabora poniendo a fermentar hojas de col con agua y sal.
El chucrut que verdaderamente mejora nuestra flora bacteriana intestinal es el que está elaborado de manera natural, fermentado con sal, y no el que comercializan en la mayoría de tiendas, que contiene vinagre o alcohol.
Por esto, te recomendamos que lo hagas tú mismo. Puedes probar incluso con diferentes tipos de col y con otras hortalizas.
Fermentado de piña
Esta deliciosa receta, que se prepara habitualmente en América Central y del Sur, no es muy complicada de elaborar y la podemos tomar cada día en ayunas.
Es una bebida fermentada a base de piel de piña, por lo que también es una receta muy económica y fácil de hacer.
La prepararemos de la siguiente manera:
Necesitaremos una piña grande (o dos medianas), bien madura y con una piel que se vea sana. La lavaremos y la pelaremos. Cortaremos la piel en trozos más pequeños, los cuales meteremos en un recipiente de cristal o cerámica que podamos cerrar herméticamente. En este recipiente pondremos también dos litros de agua y 500 gde azúcar moreno, panela o miel de caña. Lo cerraremos bien y lo dejaremos reposar en un lugar cálido durante 48 horas. Pasados los dos días, lo colaremos para que no queden posos, le añadiremos otro litro de agua y lo dejaremos reposar de nuevo durante 12 horas. Pasado este tiempo, le añadiremos 750 ml de agua y ya estará lista la bebida. Antes de servirla, recomendamos enfriarla en la nevera. Conservar en frío.
Durante el proceso de fermentación esta bebida genera inicialmente microorganismos probióticos y, si la dejáramos más tiempo, se convertiría en una bebida alcohólica y posteriormente en vinagre.
Fuente: Mejor con salud