Tu cerebro sabe si comerás chocolate

El chocolate… se lo ha denominado ‘comida emocional’ y es que es un placer para muchos e incluso una adicción para algunos… Pero, ¿podemos saber quién acabará comiéndose un trozo de este manjar después de haberlo visto, olido y tocado durante un rato?

Según Astrid Frankort, de la Facultad de Psicología y Neurociencia de la Maastricht University, y sus colaboradores podemos saber quién ganará y quién perderá peso en función de sus respuestas cerebrales ante la comida hipercalórica… y sin embargo, sabemos poco sobre cómo esos patrones de actividad cerebral pueden predecir quién comerá y quién no en un momento concreto.

Para conocer un poco mejor cómo nos comportamos ante la comida, este equipo de investigadores realizó un experimento en el que el objetivo era analizar qué áreas cerebrales se relacionan con el consumo de chocolate después de haber estado expuesto a él y si la actividad cerebral guardaba alguna relación con el ‘craving’ o deseo por comer.

Los resultados, publicados hace muy poco en la revista científica Appetite (2015) mostraron que comer chocolate tras verlo se relacionó con la actividad de distintas áreas cerebrales.

Más específicamente, la probabilidad de comerse un trozo de chocolate era mayor cuanto más se activaban el núcleo caudado derecho y la corteza frontopolar izquierda, dos áreas asociadas con la recompensa, y también cuando se activaban en menor intensidad otras dos áreas más relacionadas con el control cognitivo como son las áreas prefrontales dorsolateral y dorsomedial izquierdas.

Además los autores encontraron otro hallazgo interesante: el acto de comer chocolate se predecía de forma más fiable a través de la actividad cerebral que a partir de lo que los participantes decían sobre sus ganas o deseos de hacerlo. Vamos, que si tenemos que fiarnos de algo a la hora de saber cuántas ganas tiene uno de comerse un bombón, mejor hacerlo de su cerebro que de lo que nos diga.

Estos descubrimientos ayudan a saber por qué algunas personas encuentran tan difícil resistirse a la tentación del chocolate, y es que puede ser  muy complicado privar al cerebro de una recompensa tan potente como un delicioso bombón.

Marisa Fernández, Neuropsicóloga Senior, Unobrain

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