Quizá te haya tocado el caso de algún paciente que llega por una patología aparentemente sin importancia y al revisarlo te das cuenta de que tiene una o varias úlceras gigantes, a las que misteriosa e increíblemente ni el paciente ni sus familiares le dan la importancia debida.
No seas tú uno más dentro del círculo de apatía que se forma en torno a este padecimiento.
Las úlceras por presión son muy comunes en pacientes que permanecen muchos días hospitalizados y tienen problemas para movilizarse de la cama.
Es importante evitar estas lesiones para disminuir costos y eficientar el sistema de salud, pero principalmente para mejorar la calidad de vida de tus pacientes.
¿Qué pacientes están en riesgo?
Existen muchos factores de riesgo, por lo que prácticamente cualquiera de tus pacientes hospitalizados podría desarrollar una úlcera por presión. Enfócate en aquellos con mayor riesgo, que son aquellos pacientes:
Otros factores a tomar en cuenta son: enfermedad vascular cerebral, cardiovascular, fracturas recientes de extremidades inferiores, incontinencia y diabetes.
Úlceras prevenibles
Determina los factores de riesgo de todos tus pacientes, unos minutos que dediques a esto pueden ahorrarte mucho tiempo después en curaciones y lo más importante, le vas a ahorrar muchas molestias al paciente. Imagina: ¿cómo te sentirías tú si tuvieras un hoyo en la espalda que huele mal y tarda semanas o meses en sanar? ¿Es difícil, verdad? Por esto nunca le restes importancia a lo siguiente:
Quitar presión: Es obvio, pero lamentablemente es uno de los puntos que más falla en el ámbito hospitalario. Para lograr esto puedes ayudarte de:
Intervenciones de soporte:
El sistema más conocido es el NPUAP (National Pressure Ulcer Advisory Panel) que a continuación se muestra:
Lo primero es determinar qué factores fueron condicionantes para el desarrollo de la úlcera y tomar medidas al respecto, especialmente en cuestión de aliviar la presión. Entre los cuidados generales están las curaciones, terapia con presión negativa, documentar el progreso y brindar apoyo psicosocial adecuado.
Control del dolor: Las úlceras por presión pueden ser muy dolorosas, por lo que no debes demorar el uso de analgésicos, incluidos los opioides en caso de dolor severo. Trata de que las dosis de analgésicos sean acordes al horario de curaciones, también puedes usar analgésicos tópicos (como lidocaína) y en caso de debridaciones extensas o muy dolorosas deben llevarse a cabo en el quirófano, usando anestesia local o incluso general.
Infecciones: Todas las úlceras –sin excepción- se contaminan con diversos microorganismos, pero solo las que muestran signos clínicos de infección deben ser tratadas con antimicrobianos (apoyados en un antibiograma). Si la úlcera es profunda debes considerar en la evaluación de tu paciente el alto riesgo de osteomielitis.
Debridación: Es un paso clave en el manejo de úlceras, pues el tejido necrótico facilita la proliferación de microorganismos y retrasa la cicatrización, debe llevarse a cabo hasta que esté presente el tejido de granulación.
Parches y ápositos: Deben proteger la herida de contaminantes y mantenerla hidratada sin líquidos excesivos. Existen muchos tipos, aunque hasta el momento no existe evidencia contundente que demuestre la superioridad de algún tipo en particular. Si la úlcera está seca, usa apósitos con gasa humedecida en solución salina, hidrocoloides o hidrogeles; si esta muy húmeda usa espumas o alginatos.
La úlcera no mejora ¿Tengo más opciones?
Una buena alternativa en pacientes refractarios a los tratamientos anteriores es cubrir la úlcera con colgajos de piel o musculares. Esto debe realizarlo un cirujano experimentado, y aún así la recurrencia es hasta del 60%. La colostomía es otra opción si la úlcera está cerca del ano, para evitar la contaminación recurrente, aunque su eficacia es cuestionable y se asocia a una alta tasa de complicaciones en adultos mayores.
Si te encuentras en un hospital con muchos pacientes te preguntarás: ¿y de dónde se supone que saque tiempo para poner todo esto en práctica en todos mis pacientes? Pues bien, no te voy a dar el sermón que seguramente has escuchado/escucharás hasta el cansancio:
“Tienes que encontrar la manera, es por el bien del paciente, si yo pude tú también, en mis tiempos todo era más difícil, etc.” Es obvio que se necesitaría un ejército de enfermeras y médicos para poder brindar los cuidados óptimos que se describen es este artículo.
Lo que sí puedes realizar fácilmente es informar y educar tanto a tus pacientes como a sus familiares sobre la importancia de lo que acabas de leer, para que lo pongan en práctica en la medida de sus posibilidades.
Recuérdales (y recuerda tú mismo) que el equipo hospitalario no es el único encargado de la salud; tanto del paciente como de su familia depende en gran medida que la prevención, el tratamiento y la recuperación sean efectivos.
Berlowitz D. (2014). Prevention of pressure ulcers in T.W. Post (Ed.), UpToDate. Retrieved from http://www.uptodate.com/home
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