La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel y predispone a presentar otras afecciones inmunológicas, cardiovasculares o metabólicas que afectan tanto la autoestima de la persona como su salud y calidad de vida.
La patología aparece cuando las células nuevas de la piel crecen de manera acelerada y se acumulan en la epidermis, formando placas gruesas que se van enrojeciendo y generan escamas de color plateado. Las zonas donde suelen aparecer las lesiones son los codos, rodillas y tobillos, pero también puede manifestarse en cualquier otra parte del cuerpo.
La dermatóloga, Denise Mago, afirmó que la afección se produce por un trastorno inmunológico en el ADN. “Hay padres que temen que sus hijos desarrollen esta patología, la verdad es que la misma es genética, más no hereditaria.
La psoriasis solo se presenta si el individuo tiene predisposición genética. La enfermedad comienza a mostrar sus síntomas a partir de los 20 años de edad, y en las mujeres casi siempre a partir de los 40”, detalló.
Aunque la patología afecta directamente el aspecto social, los pacientes pueden controlar su avance con diversas opciones, que van desde cremas y fototerapia hasta la administración de medicamentos biológicos.
“Estos tratamientos, si se administran de forma correcta, pueden hacer desaparecer las lesiones del cuerpo, dándole al paciente una nueva oportunidad de poder vivir a plenitud, mejorando su sociabilidad y calidad de vida”, afirmó la doctora Mago.
El dermatólogo decide el tratamiento que aplicará, luego de hacer una evaluación completa del paciente y la severidad de los síntomas. En el caso de la terapia farmacológica, su objetivo es interrumpir la cadena de formación de la enfermedad. La galena comentó los medicamentos que se colocan con inyecciones subcutáneas, comienzan a ofrecer resultados visibles en un periodo no mayor a tres meses.
Para finalizar, enfatizó la importancia de hacerle una evaluación detallada y personalizada al paciente antes de iniciar la medicación. También es necesario mantener el monitoreo médico constante, para verificar cómo está respondiendo la persona, ya que estos fármacos pueden causar inmunosupresión.
