Aunque su aspecto no lo refleje, Ashanti Elliot Smith es tan solo una niña... pero no como las demás.
Padece una extraña enfermedad llamada síndrome de Huchinson-Gilford. Es una rama de la progeria, el mal que provoca que los niños envejezcan de manera abrupta entre su primer y segundo años de vida.
Como suele ocurrir con esta enfermedad, produce alopecía en sus pacientes, dejándolos calvos a muy corta edad. Es el caso de Ashanti, quien está en edad escolar y cuya madre no tiene el suficiente dinero para costear la enfermedad y un tratamiento capilar al mismo tiempo.
Pero su drama no termina en su mal. La sociedad -y las maestras que le tocaron en su colegio de West Sussex, Gran Bretaña- no la ayudan para nada en su paso por esta vida. Fueron las autoridades del colegio quienes le ordenaron a la pequeña que se sacara una peluca que le habían regalado para cubrir su cabeza. Una crueldad imperdonable.
Su madre, Phoebe Smith, de 29 años, se mostró indignada cuando supo la decisión del centro educativo: "Ella -Ashanti- estaba devastada cuando le dijeron que debía sacársela. Su pequeño corazón fue roto". La mujer explicó que esa peluca rosa había sido donada por amigos de la familia que sabían que no tenían un pasar económico suficiente como para hacer frente a la compra de una peluca.
El colegio "argumentó" que la decisión de prohibirle a la pequeña ingresar con ese color de pelo era que alentaría a las demás alumnas a teñir el suyo de diversos colores. La madre contestó a esa insólita justificación: "Es una peluca rosa, vamos, otros chicos entenderían". Y añadió: "Tengo solamente unos pocos años por delante con ella, por eso quiero que lo viva lo máximo posible", señaló al diario británico Metro.
Las estadísticas le dan la razón a Smith. De acuerdo con los fríos números históricos de la progeria, la enfermedad no le dará muchos años más de vida a Ashanti. Y quiere vivirlos a pleno.