Comer yogur probiótico rico en dos veces al día durante un mes podría ayudar a aliviar la ansiedad y el estrés mediante la reducción de la actividad en la región emocional del cerebro, un pequeño estudio reciente.
Investigadores de la Escuela de Medicina de UCLA, en los EE.UU. reclutaron 36 mujeres en un estudio que encontró que el hábito de yogur dos veces al día se relacionó con menores niveles de actividad en áreas del cerebro responsable de las emociones y el dolor. También los consumidores de yogur ha aumentado la actividad en áreas asociadas con la toma de decisiones, según los investigadores.
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"Muchos de nosotros tenemos un recipiente de yogur en la nevera para que la comamos para el disfrute, para el calcio o porque pensamos que puede ayudar a la salud de otras maneras", dijo el investigador principal, el Dr. Kirsten Tillisch. "Nuestros resultados indican que algunos de los contenidos de yogur realmente puede cambiar la forma en que nuestro cerebro responde al medio ambiente."
Las investigaciones anteriores en ratas han demostrado que el cerebro envía señales a los intestinos, por lo que el estrés y otras emociones pueden contribuir a síntomas gastrointestinales, dijeron los investigadores. Sin embargo, ninguna investigación ha confirmado el mismo efecto que ocurre en el cerebro humano.
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En el estudio, los sujetos, todo el peso saludable y con edades comprendidas entre 18 y 53 años, se dividieron en tres grupos, uno que come un yogur con cultivos vivos de bacterias dos veces al día durante un mes, otro grupo comer un producto lácteo sin bacterias vivas, y el tercer grupo dado ningún producto lácteo en absoluto.
La resonancia magnética funcional (fMRI) Los análisis realizados antes y después del período de estudio de cuatro semanas miró a los cerebros de las mujeres en estado de reposo y en respuesta a una tarea emoción de reconocimiento, donde vieron una serie de fotografías de personas con enojo o rostros asustados y los comparó con otras caras con las mismas emociones.
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Los investigadores encontraron que, en comparación con las mujeres que no consumieron el yogur probiótico, los que sí mostró una disminución de la actividad, tanto en la ínsula - que procesa e integra sensaciones internas del cuerpo, como las que forman el intestino - y la somatosensorial corteza durante la tarea de reactividad emocional.
Además, en respuesta a la tarea, estas mujeres tenían una disminución en el acoplamiento de una red extendida en el cerebro, que incluye las áreas asociadas con la emoción, la cognición y la percepción sensorial.
Dr. Emeran Mayer, quien trabajó en el estudio, dijo que es posible que el cambio de la composición de las bacterias intestinales podría conducir a tratamientos para los trastornos de dolor crónico, así como síntomas de afecciones cerebrales como el autismo, el Parkinson y la enfermedad de Alzheimer, y podría ayudar a mejorar los síntomas del estado de ánimo con el tiempo.
"Una y otra vez, escuchamos a los pacientes que nunca se sentían deprimidos o ansiosos hasta que empezaron a experimentar problemas con sus intestinos", dijo Tillisch. "Nuestro estudio muestra que la conexión intestino-cerebro es una calle de dos vías."
