Ayer, la autora de varios libros, entre ellos “Hasta los baños te curan”, María Benedetti, nos ofrecía algunas prácticas tradicionales que complementan los tratamientos médicos para la chikungunya o el dengue. Hoy, nos explica que para subir las plaquetas y evitar las hemorragias (como en el caso del dengue) y acelerar el proceso curativo de condiciones como la chikungunya, muchas personas dan testimonio del gran valor de los siguientes remedios tradicionales.
Zumo de chinas del País fortificado con sábila y (si hace falta) miel del País sin filtrar (8 onzas a la vez); zumo de remolachas y zanahorias crudas (8 onzas a la vez); y zumo de hojas de papaya (1 hoja sin vena central en licuadora con 4 onzas de agua a la vez). Este da para dos veces (2 onzas a la vez). Y no pueden faltar los tés hechos a lo dominicano, ya que en el vecino país se practica mucha medicina casera.
Benedetti confiesa que está muy agradecida de las aportaciones de sus amigos dominicanos durante este tiempo del Chikungunya.
Por ejemplo, ellos le enseñaron a preparar un té excelente con mangó. “Hierves un mangó verde, picado con todo y cascara, con rajas de canela y frutos (semillas) de malagueta (estas se compran en el supermercado en el departamento de especias”, dice Benedetti quien alerta que le advirtieron que esta receta no es apta para personas con la presión arterial alta.
Antes de consumir estos remedios es bueno escuchar su cuerpo “y sabrás cuál es para ti. Normalmente se toman 3 o 4 veces al día y se pueden rotar”, agregó.
Para aquellos que ya han superado bastante bien el virus, también hay recomendaciones para las secuelas que dejan el cuerpo, unos dolores, para algunos, insoportables. “En el caso de los dolores de coyunturas, desde adentro, recomendaría usar los antivirales como condimentos y teses. Para el dolor de coyunturas me preparo un aceite botánico de malagueta y le agrego aceites esenciales de malagueta (bay rum), limoncillo, citronella y gaulteria (wintergreen)”, explica.
La investigadora etnobotánica nos recuerda que “se ha comprobado que todas las partes de nuestro árbol nativo de mamey son activas contra los mosquitos y que tener estos árboles cerca del hogar es una bendición. Igual con los árboles de nim”.
De hecho, el Departamento de Salud ha exhortado a los ciudadanos, reiteradamente, eliminar recipientes con aguas estancadas que pudieran ser criaderos del mosquito que propaga tanto el chikungunya y el dengue, así como el uso de repelentes.
Pero Benedetti también recomienda unas prácticas muy efectivas para crear un ambiente menos atractivo para los mosquitos. La investigadora y educadora sugiere que “le pase un mapo a la casa con decocciones de malagueta, anamú, poleo, claveles de muerto (marigold), canela y otras plantas repelentes, o puedes echar aceites esenciales de citronela, limoncillo, menta, limón, eucalipto o geranio en un balde de agua con un poco de vinagre para desinfectar y repelerlos”.
Agrega que con estos mismos aceites esenciales puedes crear tu propio repelente de mosquitos. ¿Cómo? Toma el envase que vayas a utilizar y échale 2/3 parte de aceite de base, un poco de agua maravilla y cubra con aceites esenciales hasta arriba. Eche en un frasquito con atomizador y listo.
“Las abuelas también quemaban resinas de tabonuco, almácigo, algarrobo y otros árboles, como hoy usamos el incienso para ahuyentar los mosquitos. Varios boricuas practican agnihotra, un sahumerio ayurvédico acompañado por mantras e intención sanadora”, recuerda Benedetti.
También sugiere la limpieza del hogar con humo, con plantas aromáticas antivirales o con aceites esenciales; usar un mosquitero alrededor de la cama y en cada cuarto, colocar un limón picado al que le pones muchos clavos dulces (la parte picada va hacia arriba con los clavos). Para estanques de agua permanentes, la periodista recuerda que sólo hay que echarles pececitos y ellos se encargarán de consumir las larvas de los mosquitos antes de que eclosionen.