Hace mucho que los grandes nombres de las dietas, como Atkins, Ornish y Weight Watchers, compiten en la guerra contra la gordura. Pero un análisis reciente concluye que independientemente de la dieta que las personas elijan, sus probabilidades de éxito son más o menos iguales.
Durante años, las personas que buscan perder peso han escuchado mensajes contradictorios sobre la mejor forma: ¿baja en grasa? ¿baja en carbohidratos? ¿con un índice glucémico bajo?
El análisis, que aparece en la edición del 3 de septiembre de la revista Journal of the American Medical Association, sugiere que no importa gran cosa. En 48 ensayos clínicos con más de 7,000 personas que siguieron dietas como la Atkins, la Zone, la Ornish y la South Beach, los investigadores hallaron unas diferencias mínimas en la pérdida promedio de peso.
En lugar de ellos, apuntaron los expertos, el antiguo consejo de reducir las calorías, en lugar de los nutrientes específicos, parece ser la clave del éxito, al igual que quemar más calorías a través del ejercicio.
Y en última instancia, la "mejor" dieta para cualquier individuo es aquella con la que pueda vivir a largo plazo, según Linda Van Horn, profesora de medicina preventiva de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern, en Chicago.
"Lo más relevante es elegir una que pueda seguir durante un tiempo indefinido, dado que perder peso es solo la mitad de la batalla", planteó Van Horn, que escribió un editorial publicado junto con el estudio. "El mantenimiento de la pérdida de peso es la victoria definitiva".
Desafortunadamente, el mantenimiento también es la parte más difícil. Aunque las personas en esos 48 estudios por lo general perdieron peso, también comenzaron a recuperar parte del mismo al año.
"Las personas que siguen una dieta baja en grasa o baja en carbohidratos pierden unos 8 kilos [casi 18 libras], en promedio, durante seis meses", apuntó el investigador líder, Bradley Johnston, de la Universidad de Toronto y de la Universidad de McMaster en Ontario, Canadá.
Pero al año, habían recuperado de 2 a 4 libras (entre 0.9 y 1.8 kilos). Las personas que han seguido las dietas más "moderadas" (como Weight Watchers, Jenny Craig y Nutrisystem) perdieron ligeramente menos peso, y también recuperaron una cantidad similar.
"No estamos diciendo que no hubo diferencias entre las dietas", aclaró Johnston. "Pero las diferencias fueron mínimas, y no suficientes como para importar al individuo que intentaba perder peso".
Johnston concurrió en que con unas diferencias tan pequeñas, la mejor opción para perder peso es aquella que la persona piense que puede sostener. "Elija aquella que le presente la menor cantidad de problemas en cuanto a la adherencia", aconsejó.
Pero para los investigadores lo importante es que "lo que de verdad necesitamos comprender es cuál es la mejor forma para que las personas mantengan la pérdida inicial", planteó Johnston.
Para el estudio, el equipo de Johnston analizó datos de ensayos clínicos que evaluaban varias dietas, a veces en combinación con el ejercicio y la consejería conductual. Algunos estudios incluyeron a personas que eran obesas pero que estaban sanas. En otros, las personas tenían afecciones relacionadas con la obesidad, como diabetes tipo 2 o enfermedades cardiacas.
Muchos de los estudios se enfocaban en dietas bajas en carbohidratos, como la Atkins, la South Beach y la Zone, en que se indicaba a las personas que ingirieran un máximo del 40 por ciento de sus calorías a partir de carbohidratos. Las dietas bajas en grasa, como la Ornish y la Rosemary Conley, requerían que las personas obtuvieran un máximo del 20 por ciento de sus calorías a partir de la grasa, y alrededor del 60 por ciento de los carbohidratos.
A los seis meses, las personas en esos ensayos habían perdido un poco más de peso que las que estaban en estudios sobre Weight Watchers y otras dietas moderadas, que limitaban la ingesta de grasa a alrededor del 30 por ciento de las calorías diarias, y los carbohidratos a entre un 55 y un 60 por ciento.
En todos los estudios, las personas en general perdieron un poco más de peso si el programa les indicaba de forma explícita que hicieran ejercicio u ofrecía consejería conductual al menos dos veces al mes en los tres primeros meses.
Según Van Horn, los hallazgos muestran que no hay nada de "mágico" en reducir los carbohidratos o la grasa, o en aumentar la proteína. "Las leyes de la termodinámica siguen aplicando", dijo. "La pérdida de peso ocurre cuando uno consume [menos calorías] de las que necesita. Aumentar la actividad física ayuda a perder peso de forma más constante, pero solo si no se compensa comiendo más".
Pero aunque bajar de peso es saludable para los obesos, no lo es todo. "Nuestro estudio solo observó la pérdida de peso", apuntó Johnston. "Así que no hablamos necesariamente de lo que sea mejor para su salud".
Van Horn se mostró de acuerdo. "La salud es más que perder o controlar el peso", dijo.
Las personas deben comer una variedad de alimentos, que incluyen frutas, verduras, granos ricos en fibra, proteínas magras y grasas insaturadas (de fuentes como el aceite vegetal, el pescado graso y los frutos secos) para obtener los nutrientes que respaldan una buena salud, enfatizó Van Horn.