En estos momentos un niño gravemente enfermo yace en una cama del hospital materno infantil de Málaga separado de sus padres, que este martes salieron de una prisión de Madrid, donde pidieron a la justicia poder ver a su hijo.
Se cree que la internación en un ambiente desconocido y lejos de la familia puede comprometer aún más la salud del menor. Pero eseimpasse derivó en una saga dramática que mantiene en vilo a los británicos desde hace días y plantea interrogantes éticos tan difíciles como profundos.
Ashya King, un niño británico de cinco años, tiene un tumor cerebral. Sus padres, Brett y Naghemeh King se llevaron al niño del hospital de Southampton en Inglaterra porque querían para su hijo un tratamiento alternativo que no les ofrecía la salud social británica.
El hospital, sin embargo, entendió que la vida del menor corría peligro y solicitó una orden judicial, tras lo cual se emitió una orden europea de arresto por posible negligencia de los padres.
Luego de declarar ante un juez español y negarse a ser entregados al Reino Unido, los progenitores, que son testigos de Jehová y tienen en total siete hijos, fueron detenidos el pasado lunes.
Luego este martes un juez de la Audiencia Nacional española ordenó la inmediata puesta en libertad de la pareja después de que la Fiscalía británica retirara la orden de detención en su contra.
La decisión se produjo después de que muchas voces pidieran su liberación.
El viceprimer ministro británico, el liberaldemócrata Nick Clegg, criticó la persecución judicial señalando que la familia está "desesperada" y sólo busca "el mejor tratamiento para su hijo".
Casi 100.000 personas firmaron además una petición en internet iniciada por Ethan Dallas, un adolescente de 16 años, amigo de un hermano del niño, que fue entregada al gobierno.
Terapia alternativa
Los padres quieren que Ashya reciba terapia de protones, un tratamiento con menos efectos secundarios que la radioterapia tradicional que proponían sus médicos.
Según el abogado español de la familia, Juan Isidro Fernández Díaz, el matrimonio King se disponía a vender un apartamento de su propiedad en Málaga para pagar la terapia de protones en la República Checa o en Estados Unidos.
La familia subió varios videos a Youtube para explicar su postura. Uno de los hermanos de Ashya, Naveed, dijo que sus padres habían buscado toda la información posible sobre la condición de su hermano.
El director médico del hospital de Southampton, el Dr. Michael Marsh, dijo por su parte que lamentaba el desacuerdo con la pareja pero agregó que "no hay evidencia de que la terapia de protones vaya a ser beneficiosa" en el caso del menor.
Dilema
"Los médicos tienen el deber ético de velar por la salud de sus pacientes, en cuanto que el respeto y promoción de la vida humana es un imperativo ético básico de su profesión", le dijo a BBC Mundo el doctor Luis Miguel Pastor García, vicepresidente de la Asociación Española de Bioética y Ética Médica (AEBI) y coordinador del Master de Bioética de la Universidad de Murcia.
"Pastor García dijo que lo ideal de toda relación clínica es que la confianza lleve a una "alianza terapéutica", a un consenso entre padres y médicos.
"El dilema surge si los profesionales observan que los progenitores pueden estar realizando conductas que puedan suponer abandono o maltrato respecto a un menor. En ese momento tienen responsabilidad de defender los derechos del menor y su interés".
Un paciente adulto e informado puede rechazar un tratamiento, pero "en el caso de personas sin competencia para decidir, y por lo tanto muy vulnerables, estando la integridad vital del paciente en peligro, es lógico que los médicos soliciten la intervención del poder judicial para implantar una determinada terapia que consideran indicada", dijo el experto en bioética.
"Problema de justicia"
El consejo municipal de la ciudad de Portsmouth, donde residía la familia, obtuvo una orden temporal de un tribunal a petición del hospital, para que el menor "sea presentado para tratamiento médico".
Pero ahora el mismo consejo municipal pidió a la justicia británica que ponga fin a los procedimientos de extradición para que los padres puedan reunirse con su hijo.
"Más allá de esta situación en particular, sabemos por experiencia de trabajar con familias durante años, que separar un niño seriamente enfermo de su familia tiene consecuencias significativas desde el punto de vista físico y emocional", dijo Sarah Lindsell, de la organización de caridad Brain Tumour Charity.
En la petición entregada al gobierno se afirma que "todos los padres siempre quieren hacer lo mejor por sus hijos, y eso es lo que el Sr y la Sra King están haciendo".
El caso de Ashya plantea interrogantes sobre los límites del poder de la autoridad, la sociedad y las instituciones por encima de la voluntad de una familia.
Para el Dr. Pastor García, "en última instancia aunque todos los actores de este conflicto actúen de buena fe, al final hay que resolver un problema de índole no sólo privada sino pública, en cuanto que la vida de un menor requiere la protección por parte de la sociedad al pertenecer ésta al bien común de la misma".
"Al final es un problema de justicia y para determinarla los humanos –con sus límites- sólo tenemos los jueces y los tribunales".
LC