Un tradicional acertijo preguntaba: “si me cortan un brazo, luego somos yo y mi brazo… pero si me cortan la cabeza, ¿seremos yo y mi cabeza? ¿o yo y mi cuerpo?”.
Aunque parezca increíble, este dilema podría verse resuelto, no por la lógica sino por la ciencia, dando lugar a un horizonte de posibilidades en las que Frankenstein no se vería nada raro. Según el neurocientífico italiano Sergio Canavero, en un futuro próximo podría ser posible trasplantar una cabeza humana con ayuda de una técnica especial.
El especialista, perteneciente al Grupo Avanzado de Neuromodulación de Turín (Italia), ya había propuesto un trasplante de cabeza cortando las cabezas de dos pacientes al mismo tiempo, y luego refrigerando y lavando la cabeza que se trasplanta antes de instalarla en su nuevo cuerpo con un pegamento polímero. Ante la avalancha de críticas y cuestionamientos, que preguntaban por ejemplo cómo conectar las médulas espinales del donante y el receptor, el italiano siguió trabajando en su Frankenstein.
Ahora explica que todo sería posible con un cuchillo ultraafilado y una membrana especial llamada fusógeno, que sería inyectada entre los dos cortes en la medula espinal; estas posibilidades se basan en el éxito de experimentos con ratas en la Universidad de Düsseldorf, Alemania.
En las ratas fue posible, y los ejemplares implicados tuvieron un uso totalmente recuperado de sus miembros después del procedimiento… ¿Será posible en humanos? Para el doctor Calum MacKellar, del Consejo Escocés de Bioética Humana, “el mayor problema con este tipo de trasplante serían los nervios… todavía no es posible”.
En las pruebas realizadas, los animales quedaron completamente inmovilizados de la cabeza para abajo; si bien seguían con vida, la función neurológica no funcionaba. Al parecer, todavía estamos lejos de Frankenstein, aunque ya no es solo una idea del mundo de la ficción.