Mitos de la higiene íntima femenina

Tanto el exceso como la falta de higiene pueden ser perjudiciales y hay puntos a tener en cuenta a la hora de elegir los productos.

Aquí, hábitos saludables y de los otros.

¿Qué hay que saber sobre la higiene íntima femenina para prevenir alergias, eczemas e irritaciones? Tanto el exceso como la falta de higiene pueden ser perjudiciales y hay puntos a tener en cuenta a la hora de elegir los productos. Desterremos algunos mitos...

Para la mujer adolescente y la adulta, la presencia de flujo es totalmente normal, importante y cumple una función. Sin embargo, hay que prestar atención cuando las características se alteran: si pica, si molesta, si arde, si se hace grisáceo o verdoso, si es sanguinolento y, obviamente, si tiene olor desagradable. Esas no son características de un flujo normal y deben motivar la consulta a un profesional.

El flujo posee pH ácido, que se relaciona con bacterias normales que habitan en la vagina -la famosa flora vaginal-. Esas bacterias, a las que se las llama lactobacilos o bacilos de Doderlein, al alimentarse producen una sustancia ácida que protege contra la proliferación de otros microorganismos que no deben estar en la vagina o deben estar pero en muy baja cantidad. Los lactobacilos son los responsables del pH ácido y cualquier alteración influirá sobre el pH.

Higiene ¿poca o mucha?

El equilibrio es fundamental. Es contraproducente para los genitales su poca higiene, y aunque suene raro, el higienizarse muchas veces o con demasiada intensidad, también.

Además, en mujeres con cierta predisposición, los productos usados que no sean hipoalergénicos o los protectores diarios pueden producir irritación frecuente, incomodidad y, a veces, flujo.

Al mismo tiempo, no es bueno utilizar el bidet de manera abusiva. Un error común es que una mujer que tiene flujo suele lavarse con demasiada frecuencia sin saber que, al hacerlo, entra en un círculo vicioso donde, en general, empeora el problema.

¿Cómo higienizarse?

Se recomienda elegir agua fresca o tibia, sola. De usarse jabón, elegir alguno suave, sin perfume, por ejemplo, el clásico jabón de glicerina neutro. Hay productos con nuevas formulaciones suaves y con un pH adecuado para la zona genital para aquellas que lo prefieren.

La higiene debería ser externa, es decir, no lavar tanto adentro de la vagina para no barrer el flujo normal.

La higiene debe ser suave, para no lastimar ni irritar en exceso la zona. Por este motivo tampoco se recomiendan las esponjas, ni los productos abrasivos o muy fuertes y perfumados. No se deben usar jabones antibacterianos, salvo indicación médica.

Se recomienda un secado también delicado, con una toalla limpia y suave, para evitar el exceso de humedad.

Otras sugerencias

Usar ropa interior de algodón, este tejido permite mayor respiración de la piel de la zona, disminuyendo la transpiración y permitiendo una menor temperatura. La humedad y el calor van a favorecer la presencia de hongos, prurito e irritación.

Las duchas vaginales no son recomendables porque "barren" con la flora normal protectora, cambian el pH, irritan, atentan contra la lubricación natural de la mujer y suelen perpetuar la presencia de flujos anormales.

Durante el período menstrual puede que se requiera mayor frecuencia en la higiene, ya que la sangre en contacto con el exterior y en las toallas higiénicas a veces genera un ambiente de humedad y puede generar mal olor, pero eso varía en cada mujer.

Luego de las relaciones sexuales la higiene deber ser externa y con extremado cuidado, evitando el uso del bidet.

Antes de colocarse los tampones la mujer debe lavarse cuidadosamente las manos. Si bien se cambian según en volumen de menstruación, no es recomendable dejarlos más de 8 hs, justamente para evitar infecciones. Suelen ser más higiénicos que las toallitas.

Fuente: Dra. María Elisa Moltoni (MN 114737), Médica Ginecóloga de Halitus Instituto Médico

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