4 remedios caseros para la garganta

Los orígenes de los dolores de garganta pueden ser virales, como consecuencia de una gripe, que en realidad, es la causa más común de los dolores de garganta.

La laringitis es otra de las infecciones virales que causan dolor de garganta, así como la mononucleosis, causada por un virus de la misma familia del herpes y se contagia de la misma manera que éste, principalmente por el intercambio de saliva, por lo que se le conoce vulgarmente como la “enfermedad del beso”.

Las infecciones provocadas por bacterias también causan dolor de garganta. La faringitis estreptocócica puede provocar dolor de garganta, así mismo como la amigdalitis, que es una inflamación de las amígdalas, o la adenoiditis, una infección de las adenoides.

Cuando el dolor de garganta prevalece durante más de una semana puede tener su origen debido al contacto con sustancias irritantes o ser provocado por lesiones. Es común presentar irritación de garganta por la contaminación, el humo del cigarrillo, una baja cantidad de humedad en el ambiente, así como por gritar.

Los ácidos estomacales que llegan a la garganta como consecuencia del reflujo gastroesofágico también pueden producir dolor de garganta que puede estar acompañado por un sabor ácido en la boca, tos y ardor estomacal.

El tratamiento adecuado para un dolor de garganta depende de lo que lo ocasionen.

Remedios caseros para la garganta
Las enfermedades virales son la causa más común de los dolores de garganta y hay que tener en cuenta no utilizar antibióticos para tratar el malestar en este caso. Los antibióticos no surten ningún efecto sobre las infecciones virales.

Intentar con un poco de líquido frío o caliente puede ser una solución sencilla para el dolor de garganta.
Un poco de descanso también puede ser muy útil.
Las gárgaras de agua salada o de limón con miel han sido un remedio efectivo durante generaciones.
Un simple analgésico suele ser lo más útil.

Remedio casero para la garganta #1: Tomar líquidos suficientes

Un pequeño cambio en la dieta puede ayudar a superar hasta los más graves dolores de garganta. Pero principalmente, ingerir suficientes líquidos ayudará a mantener humectada la garganta, y ello proporcionará un gran alivio. Los líquidos fríos funcionan bastante bien puesto que la baja temperatura propicia un efecto de adormecimiento. Además, reducir los alimentos sólidos en porciones pequeñas, fáciles de digerir, también disminuye el dolor.

Remedio casero para la garganta #2: Descansar tiene diversos beneficios
Descansar un poco más de lo habitual es la forma más sencilla y uno de los métodos más efectivos para aliviar los dolores de garganta. Descansar no solamente ayuda a contrarrestar el dolor y a olvidar un poco el malestar, también ayuda al cuerpo a curarse más velozmente de cualquiera que sea lo que origina el dolor.


 Remedio casero para la garganta #3: El clásico remedio
Uno de los remedios más utilizados en los hogares es una preparación de agua salina; agregando una cucharada de sal en un vaso con agua, revolviendo y usando la mezcla para hacer gárgaras. Hay que asegurarse de que el agua esté tibia, aunque no muy caliente. También pueden agregarse productos naturales para hacer infusiones y gárgaras con éstas; algunas hojas que pueden ser eficaces son la menta y el anís; agregar un poco de miel y jugo de limón a las infusiones para después beberlas o realizar gárgaras también ofrece gran ayuda.

Remedio casero para la garganta #4: Analgésicos
Un analgésico que no requiera receta médica proporciona el método más rápido y eficaz de disminuir el dolor y la incomodidad. Los analgésicos más comunes como la aspirina, el ibuprofeno y el acetaminofeno se pueden conseguir en cualquier farmacia, son baratos y no requieren de la aprobación de un médico.

También hay algunos dulces que pueden contener ingredientes analgésicos, como aquéllos que entre sus ingredientes contienen mentol.

Si el dolor de garganta no disminuye durante un par de días tras haber intentado con distintos remedios, lo mejor es acudir al médico puesto que podría tratarse de algún tipo de infección que no detiene su crecimiento. En el mejor de los casos, el médico prescribirá un antibiótico que desaparecerá en poco tiempo el dolor y la enfermedad que lo causa.

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