El marcapasos va rumbo a su fin

Los expertos opinan que si se demuestra que es seguro y efectivo en humanos, el procedimiento de introducir determinado tipo de genes en el músculo cardíaco podría reemplazar en el futuro a los marcapasos electrónicos, aunque agregaron que tal posibilidad aún está lejos.

“Estos desarrollos presagian una nueva era de terapias genéticas, en la que los genes no se usan únicamente para corregir una afección, sino para convertir un tipo de célula en otro para tratar una enfermedad”, dijo Eduardo Marban, director de la Cedars-Sinai Heart Institute, quien encabezó la investigación.

Es la primera vez que una célula del corazón ha sido preprogramada en un animal vivo para curar una enfermedad, dijo Marban.

La terapia genética es considerada desde hace mucho tiempo un campo prometedor pero riesgoso, particularmente después de que los primeros intentos de usarla en personas en los años de 1990 mostraran que podía ser peligrosa e incluso fatal.

El estudio aparecido en la revista Science Translation Medicine da detalles de una terapia que consiste, entre otras cosas, en introducir un gen conocido como TBX18 en un área del tamaño de un grano de pimienta en las cámaras de bombeo del corazón.

El gen convierte a algunas de las células normales del corazón en células de otro tipo, llamadas células sinoatriales, que asumen la función de bombeo del corazón.

“Básicamente, creamos un nuevo nodo sinoatrial en la parte del corazón que habitualmente propaga el impulso pero no lo origina”, declaró Marban en una teleconferencia para discutir la investigación.

“El nuevo nodo creado asume entonces la función de un marcapasos”, aseguró.Este enfoque mínimamente invasivo fue probado en cerdos que padecían un estado conocido como bloqueo cardíaco completo, un mal severo que afecta al sistema eléctrico del corazón y produce un latido irregular

El gen fue introducido con un catéter y no se necesitó una cirugía a corazón abierto.

Al día siguiente, los cerdos a los que se les introdujo el gen mostraron latidos del corazón significativamente más rápidos que en aquellos que no recibieron el tratamiento. Funcionó en animales durante las dos semanas que duró la investigación. El equipo científico continúa su trabajo para ver cuánto podría durar el efecto de esta terapia. (AFP)

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