El informe Planeta Azúcar denuncia que el consumo excesivo de azúcar es adictivo y peligroso para medioambiente. Se trata de un estudio promovido por VSF Justicia Alimentaria Global y avalado por una decena de organizaciones entre las que figuran Ecologistas en Acción y Amigos de la Tierra. Según el trabajo, este aditivo alimentario supone un peligro para el sistema ambiental en general y en particular un problema para determinados sectores como las mujeres embarazadas.
No se trata solo de esas cucharadas de azúcar que echamos de forma voluntaria en pasteles caseros y tazas de café o té. Los azúcares están presentes en los alimentos de forma natural, pero también se encuentran en la mayoría de ellos de forma industrial y ahí es donde, para los expertos, reside el problema. El azúcar causa adicción en el ser humano y también daños en el medioambiente. Según informa Planeta Azúcar, “las plantaciones de caña de azúcar son monocultivos a gran escala que requieren la utilización de agroquímicos y fumigaciones masivas áreas de comunidades agrícolas, arrasando con cualquier tipo de insecto beneficioso e incluso ocasionando problemas en las mujeres embarazadas”, denuncian algunos de los ecologistas que han participado en el proyecto.
En el caso de España, el país es responsable de las más de 130.000 toneladas de azúcar que importa. Cada tonelada emite241 kilos de dióxido de carbono que son expulsados a la atmósfera tras la tradicional quema de la cosecha. “Además del impacto medioambiental, el azúcar ha provocado graves problemas humanitarios, expulsando a familias productoras de las tierras, contratando a otras en régimen de esclavitud y acaparando cada vez más terrenos, por ejemplo cinco millones de hectáreas azucareras en África”, cuenta a EfeVerde el director de VSF, Javier Guzmán.
A parte del problema medioambiental, que es una realidad, para el ser humano la situación no es mejor. Según los expertos, “el 70 % de la población quiere reducir el consumo de azúcar y sin embargo ingieren una media de 112 gramos al día cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda no sobrepasar los 25 gramos diarios de este químico que da nombre a la campaña”. “Las industrias de alimentación meten azúcar a todos sus productos porque es el conservante más barato y crea adicción a uno de esos sabores a los que han acostumbrado nuestro paladar: salado, azucarado y crujiente”, sentencia Guzmán.
El estudio no se corta un pelo en señalar que “un café de la franquicia Starbucks contiene once cucharadas de azúcar, una Coca-Cola o un bote de tomate frito nueve, y un tetrabrik de zumo de frutas ocho”.
Adición y perjuicio de la salud, impacto medioambiental y económico… ¿Cómo controlar eso..?