La "acrilamida" se da en los alimentos procesados o cocinados como el pan, los cereales del desayuno, el café, la carne y las papas fritas o asadas.
El estudio, indica que las mujeres que absorben más "acrilamida" tienen dos veces más probabilidades de desarrollar esos tipos de cáncer que las otras.
Ese exceso de "acrilamida" que duplica la incidencia del cáncer equivale a comer diariamente un paquete de papas fritas o medio paquete de galletas al día, señala el estudio, llevado a cabo por un equipo de la Universidad holandesa de Maastricht.
Los expertos recomiendan consumir alimentos cocinados en casa, que normalmente contienen cantidades muy inferiores de esa substancia que los productos procesados, la comida que se sirve en los establecimientos de comida rápida e incluso en otro tipo de restaurantes.
En el estudio holandés participaron 120.000 personas, de las que 62.000 eran mujeres de edades de entre 55 y 70 años, cuya evolución se siguió durante un período de once años.
Al final de ese período, 327 habían desarrollado cáncer del útero, a 300 se les diagnosticó cáncer de los ovarios mientras que 1.835 sufrían cáncer de mama.
Los investigadores descubrieron que las mujeres que habían consumido una media diaria de 40 miligramos de acrilamida el equivalente a un paquete de 32 gramos de papas fritas tenían el doble de probabilidades de desarrollar los dos primeros tipos de cáncer.
Por el contrario, no se pudo establecer relación alguna entre el consumo excesivo de esa substancia y el cáncer de mama.
Janneke Hogervorst, del Departamento de Epidemiología de la Universidad de Maastricht, dijo que se trataba del primer estudio que estudiaba la posible relación entre la acrilamida y el cáncer en las personas.
Hogervorst advirtió, sin embargo, de que es importante que "esos resultados se vean corroborados por otros estudios antes de llegar a conclusiones definitivas.
La Agencia de Estándares Alimentarios del Reino Unido aconseja a los ciudadanos incluir menos alimentos fritos en sus dietas y sustituirlos por frutas y verduras, y evitar, por ejemplo, que las patatas y otros alimentos estén demasiado tiempo en la sartén.
Aunque las personas cocinan cada vez menos en casa, la popularidad creciente de la comida rápida significa que se consumen más cantidades de esa substancia.