APUNTE.COM.DO, SANTO DOMINGO. -Redacción Internacional.— Los trastornos de salud mental han registrado un incremento significativo a nivel mundial tras la pandemia de la COVID-19, encendiendo las alarmas de organismos internacionales y especialistas en salud pública.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que casos de ansiedad, depresión y estrés postraumático aumentaron de forma sostenida, afectando tanto a adultos como a niños y adolescentes.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha señalado que “la salud mental es una parte esencial de la salud general y no puede seguir siendo ignorada ni subfinanciada”.
Según la doctora Dévora Kestel, directora del Departamento de Salud Mental y Uso de Sustancias de la OMS, la crisis se agrava por la falta de acceso a servicios especializados, especialmente en países de ingresos bajos y medios.
Factores como el aislamiento social, la pérdida de empleos, el duelo por familiares fallecidos y la incertidumbre económica continúan impactando el bienestar emocional de millones de personas en todo el mundo.
Expertos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), entre ellos su directora ejecutiva Catherine Russell, han advertido que la salud mental de niños y jóvenes enfrenta una “emergencia silenciosa” que requiere atención inmediata de los Estados.
Organismos internacionales coinciden en que se necesitan políticas públicas más inclusivas, mayor inversión en servicios psicológicos y campañas de concienciación para reducir el estigma asociado a las enfermedades mentales.
Comentario
Para Ramiro Estrella, periodista y abogado, director ejecutivo de Apunte.com.do, “la salud mental dejó de ser un tema secundario. Hoy es un desafío global que exige respuestas humanas, presupuestos adecuados y voluntad política”.
La OMS insiste en que atender la salud mental es clave para la recuperación social y económica del mundo en la etapa pospandemia.
