APUNTE.COM.DO, SANTO DOMINGO, República Dominicana. – En tiempos en que “hacer dieta” se convierte casi en sinónimo de sacrificio, restricciones y frustraciones, expertos en salud nutricional coinciden en que adelgazar no debería depender de planes rígidos. Lo que realmente importa es adoptar hábitos sostenibles de vida que favorezcan el bienestar físico y emocional.
Datos que dejan claro lo urgente
Un 70.1 % de los adultos dominicanos tiene exceso de peso (sobrepeso u obesidad). Desglosado: 36.5 % de adultos evaluados presentan sobrepeso y 33.6 % obesidad.
En 2025 se estima que el 32 % de la población adulta vivirá con obesidad.
En los menores de 5 años, un 8 % tiene sobrepeso u obesidad.
En estudiantes de 6 a 18 años la cifra de sobrepeso u obesidad sube a alrededor de 31 %.
Estos números muestran una tendencia creciente, tanto en adultos como en población infantil y adolescente. Además, se pronostica que para 2030 habrá aproximadamente 5.78 millones de dominicanos con sobrepeso u obesidad.
Lo que ya existe: redes de apoyo local
En toda la red pública de salud del país operan 277 especialistas en nutrición, que trabajan diagnósticos, tratamientos, prevención de trastornos alimenticios, malnutrición, obesidad, etc.
Instituciones como la Sociedad Dominicana de Nutrición Clínica y Metabolismo (SODONUCLIM) promueven buenas prácticas en nutrición, formación profesional continua, talleres, simposios y la educación alimentaria de la población.
Centros especializados como CNC (Centro de Nutrición Clínica) ofrecen programas, estudios de composición corporal, seguimiento profesional, etc.
Usando los datos para cambiar el enfoque: adelgazar sin dietas rígidas
Con este escenario, las dietas “milagrosas” o restrictivas pueden resultar contraproducentes para muchos dominicanos, si no se consideran el contexto, cultura, recursos personales y emocionalidad. Aquí algunas estrategias adaptadas al ambiente local:
1. Aprovechar los alimentos autóctonos frescos
Frutas tropicales, legumbres, vegetales locales y granos tradicionales pueden integrarse más, reduciendo dependencias de productos ultraprocesados.
2. Movilidad cotidiana
En vez de centrarse solo en gimnasios caros, promover caminar, usar transporte activo, hacer tareas físicas en casa o en el barrio, bailar música local, etc.
3. Moderación más que eliminación total
Disfrutar comidas festivas, platos familiares o ingredientes tradicionales, pero dando importancia al tamaño de las porciones, frecuencia y balance general.
4. Apoyo profesional accesible
Con los nutricionistas del SNS y centros clínicos disponibles, es importante que más personas aprovechen el seguimiento personalizado, no solo dietas estándar que muchas veces no se ajustan a la vida real dominicana.
5. Salud emocional y sueño
Estrés, rutinas laborales extensas, falta de descanso y presiones sociales influyen mucho en la alimentación emocional. Estos factores no se corrigen con dietas, sino con autocuidado, orientación psicológica, hábitos de sueño.
Testimonio dominicano
María del Carmen, de 42 años, residente en Santo Domingo Este, cuenta que tras años probando dietas populares —desde zumos, ayunos intermitentes hasta planes muy bajos en calorías— siempre recuperaba lo perdido. Lo que le cambió fue empezar a comer balanceado con lo que había en casa: arroz integral combinado con vegetales locales, merienda con fruta fresca, menos refrescos, y moverse más: caminatas al mercado, jugar con sus hijos, bailar. En un año perdió peso progresivamente, sin sentir hambre constante ni frustración. Lo sostiene hasta hoy.
Conclusión
Los dominicanos enfrentan hoy una epidemia silenciosa: más del 30 % vive con obesidad, muchos más tienen sobrepeso. Pero adelgazar no tiene que ver con dietas extremas: se trata de construir hábitos saludables duraderos, conscientes, adaptados a nuestra cultura y realidades. No privaciones heroicas, sino cambios reales; no