Londrés.- Alquilar una vivienda, en lugar de ser propietario sin hipoteca, acelera el proceso de envejecimiento, según un estudio dirigido por el Instituto de Investigación Social y Económica de la Universidad de Essex, en el Reino Unido. El estudio, publicado en el British Medical Journal, revela que el alquiler de viviendas está relacionado con un envejecimiento biológico más rápido. Afortunadamente, los efectos negativos son reversibles, lo que destaca la importancia de implementar políticas de vivienda para mejorar la salud de la sociedad.
La investigación se basó en la idea de que varios aspectos de la vivienda, como el hacinamiento, los problemas de salud y el estigma, tienen un impacto tanto físico como mental, pero no se sabía exactamente cómo. Para investigar este fenómeno, los científicos compararon datos epigenéticos con información de encuestas sociales y marcadores de envejecimiento biológico derivados de cambios en el ADN de muestras de sangre.
Los resultados del estudio demostraron que vivir en una vivienda de alquiler privado se asocia con un envejecimiento biológico más rápido, con un impacto incluso mayor que el desempleo en lugar de estar trabajando. Además, los retrasos repetidos en el pago del alquiler y la exposición a problemas de contaminación ambiental también se relacionan con un envejecimiento biológico acelerado.
En contraste, no se observaron diferencias significativas entre aquellos que viven en viviendas sociales, que requieren menos esfuerzo económico y brindan mayor seguridad de permanencia, y los propietarios.
Los autores del estudio destacan que estas circunstancias adversas en la vivienda tienen un impacto negativo en la salud a través del envejecimiento biológico acelerado, pero este proceso es reversible. Esto enfatiza la importancia de implementar cambios en las políticas de vivienda para mejorar la salud.
Los resultados del estudio sugieren que estos hallazgos pueden ser relevantes para las políticas de vivienda y salud en otros países, especialmente en aquellos que enfrentan desafíos similares en estos campos. Los expertos concluyen que ser un inquilino privado no es una condición inamovible, sino que depende de las decisiones políticas, que hasta ahora han favorecido a los propietarios e inversores en lugar de los inquilinos.