La gripe o gripa es causada exclusivamente por los virus de la influenza, mientras que el resfriado puede ser causado por varios virus diferentes, como rinovirus, parainfluenza y coronavirus estacionales.
Es importante no confundir estos síntomas para evitar tratamientos inadecuados que pueden complicar el estado de salud. Por lo tanto, si experimenta síntomas como fiebre, dolor de cabeza, tos, fatiga, dolor de garganta y/o congestión nasal, es recomendable consultar a un médico para determinar la causa y recibir el tratamiento adecuado.
Recuerde que la prevención es clave, por lo que es importante seguir las recomendaciones de higiene y distanciamiento social para evitar la propagación de virus respiratorios.
En el caso de los niños, hay que llevarlos a la consulta si tienen síntomas como fiebre sostenida, respiración rápida o dificultosa, coloración azulada de la piel, cambios en el estado de conciencia (como dificultad para despertarse) e irritabilidad. También cuando los síntomas de la gripe mejoran, pero luego regresan con fiebre y empeoramiento de la tos.
En tanto, cuando los adultos tienen fiebre alta o sostenida, dificultad en la respiración o falta de aire, dolor o presión en el pecho, desmayo, confusión o vómitos severos y/o persistentes, también deben ir de manera urgente a la consulta médica.
Para prevenir la gripe, se puede aplicar la vacuna. Se encuentra prioritariamente indicada para grupos de riesgo tales como adultos mayores de 65 años, personas con enfermedades crónicas (diabéticos, cardíacos y pulmonares) y con alteraciones de la inmunidad, niños o adolescentes que mantienen una terapia prolongada con ácido acetilsalicílico (aspirina) y médicos, enfermeros y aquellos que tienen contacto con pacientes de alto riesgo.
De todas maneras, la vacuna antigripal puede aplicarse desde los seis meses de vida, sin límite máximo de edad. Además, para prevenir la transmisión de la enfermedad de persona a persona, hay lavarse frecuentemente las manos (antes y después de comer, al volver de la calle, luego de estrechar las manos a alguien que tiene tos y resfrío, luego de ir al baño, entre otros momentos).
Hay que evitar acercarse a personas que padezcan gripe. Al toser o estornudar, cubrirse la boca o la nariz con un pañuelo de papel o, en su defecto, con el pliegue del codo. No se recomienda cubrirse con las manos, ya que ello favorece la transmisión del virus.
En cuanto al resfrío común, se trata de una enfermedad infecciosa muy común, que afecta las vías aéreas superiores. El resfrío es causado por virus que se diseminan en el ambiente cuando una persona afectada tose, habla, o toca a otra que se encuentra en su entorno. Lo mismo puede ocurrir con el virus de la gripe.
Los primeros síntomas del resfrío son picazón en la garganta, nariz congestionada o que gotea, estornudos, tos, dolor de cabeza, fiebre moderada, cansancio y dolores musculares. Esos síntomas comienzan a los dos o tres días posteriores de haber tenido contacto con un foco infeccioso.
Durante el curso del resfrío, hay que tener en cuenta que pueden presentarse complicaciones como sinusitis, otitis, tonsilitis, o el agravamiento de una enfermedad respiratoria crónica preexistente. Si el estado del enfermo empeora en lugar de mejorar, deberá consultar inmediatamente con su médico de cabecera.
Para prevenir el resfrío, “se debe evitar estar cerca de cualquier persona que se encuentre fumando o que esté resfriada. Las partículas virales viajan hasta 3,7 metros, a través del aire, cuando una persona resfriada tose o estornuda”.