Es más placentero para ellos que el sexo vaginal
No necesariamente.
Según el sexólogo y antropólogo Carlos Horrillo, el interés masculino por esta práctica puede provenir de un impulso ancestral de "conquistar nuevos territorios" y considera de poca importancia el argumento extendido de que el conducto anal es más estrecho, con lo que proporcionaría una sensación más intensa del placer al varón.
No obstante, la percepción del placer es muy subjetiva.
“Si lo pruebo y me gusta, ¿soy homosexual?”
En absoluto. El disfrute sexual de las prácticas relacionadas con el sexo anal no tiene por qué ir relacionado con la orientación sexual.
Si bien es cierto que los hombres heterosexuales suelen mostrar mucho interés por realizar esta práctica con sus parejas femeninas, esta intención suele manifestarse únicamente cuando el varón es quien penetra a la mujer.
Tal como detalla Horrillo, "existe una creencia o miedo generalizado en muchos hombres heterosexuales, que consiste en: "si lo pruebo y me gusta, significa que soy homosexual". Nada más lejos de la realidad.
Esta creencia, según el experto, responde a un estereotipo cultural.
La estimulación anal debería considerarse una práctica normal para todos los hombres, sea cual sea su orientación sexual.
El punto G masculino
Para Carlos Horrillo, esta zona de la anatomía masculina está "mal llamada" punto G, dado que el placer sexual que se produce durante esta práctica viene dado por la estimulación de la próstata.
Aunque sí que es cierto que este tipo de estimulación es muy placentera para un hombre.
Los hombres no pueden tener un orgasmo solo con la estimulación de la próstata
No se puede tener un orgasmo solo con la estimulación de la próstata
No es cierto. Aunque el porcentaje es muy pequeño, sí existe un número considerable de hombres que es capaz de tener un orgasmo, la culminación del placer sexual, solo mediante la estimulación de esta zona.
Sería comparable al porcentaje de mujeres capaces de tener un orgasmo mediante la única estimulación de una zona erógena como los pezones.
No obstante, el orgasmo y la manera de obtenerlo, recuerda Horrillo, son muy subjetivos.
Las mujeres no lo disfrutan
Otro falso mito del sexo anal es considerar que no es una práctica que pueda resultar placentera para la mujer.
Si bien es cierto que la mujer no comparte la anatomía masculina, y no posee una próstata que estimular, no olvidemos que el ano es una zona erógena muy importante en el cuerpo de la mujer, y puede proporcionar sensaciones muy placenteras.
Eso sí, el experto apunta que, en muchas ocasiones, el hombre "olvida" estimular otras zonas erógenas de su compañera, algo que resulta imprescindible para aumentar su excitación y relajación.
Es una práctica 'sucia'. Falso
Evidentemente, se trata de otro mito ligado al estigma cultural del sexo anal. Curiosamente, son las mujeres heterosexuales las que, en muchos casos, se aplican este argumento, evitando así realizar una práctica que puede ser muy satisfactoria para ellas. La clave es, como apunta el experto, "disponer de información suficiente".
En cualquier caso, cada vez son más las mujeres que lo practican sin complejos. Horrillo calcula que la cifra se sitúa en torno al 30% de las mujeres heterosexuales.
Si un hombre heterosexual lo practica 'pierde su virilidad'
De nuevo, este es un concepto cultural arcaico que nada tiene que ver con la realidad del sexo anal.
Está ligada a la falsa creencia de que es una práctica exclusiva de hombres homosexuales. Por ello, muchos hombres se niegan a atreverse a que sus parejas femeninas les penetren, utilizando el propio dedo o bien juguetes sexuales, evitando explotar así una parte importante de su sexualidad.
Para el sexólogo Carlos Horrillo, "ser penetrado tiene un componente psicológico, emocional y cultural".