En la búsqueda de desarrollar estructuras nerviosas y óseas en embriones, por primera vez en la historia, un equipo de científicos de la Universidad Rockefeller en Nueva York, Estados Unidos, ha logrado cruzar células humanas artificiales con embriones de pollo.
“Para mi asombro, el injerto no solo sobrevivió, sino que dio lugar a estas estructuras bellamente organizadas”, ha anunciado Ali Brivanlou, científico principal responsable del proyecto, aunque señala que el embrión de injerto no vivió lo suficiente para desarrollarse más.
Brivanlou ha resaltado acerca de las conclusiones, publicadas esta semana en la revista Nature, que “nadie sabía lo que sucede después que la bola de células se adhiere al útero”.
El grupo logró determinar la forma en que las llamadas “células organizadoras” se transforman en los responsables de la formación de la parte superior, inferior y posterior de una célula y cómo después de eso ordenan la manera en que se formará el cuerpo humano.
Para mi asombro, el injerto no solo sobrevivió, sino que dio lugar a estas estructuras bellamente organizadas”, ha dicho Ali Brivanlou, científico responsable de un proyecto de desarrollar las estructuras nerviosas y óseas en embriones.
Científicos crean una estructura que se asemeja a un embrión de ratón en cultivo, utilizando dos tipos de células madre.
El uso de este híbrido por parte del equipo permite de alguna manera eludir los problemas éticos relacionados con el trabajo de células madre y de los experimentos que se realizan con ellas en los laboratorios.