El inventor de este robot sexual de última generación dice que sus creaciones pronto tendrán un 'código moral' y preferirán a los hombres que busquen en ella otras cosas aparte del placer.
El inventor de los robots sexuales Samantha, el ingeniero catalán Sergi Santos, ha declarado que sus creaciones, dotadas con inteligencia artificial, se excitarán más por las personas que las traten respetuosamente.
Dentro de poco, estos siliconados androides contarán con un código moral que afectará a su liblido, explicó Santos a IBTimes.
El científico señaló que dentro de dos o tres meses podrá hacer que Samantha mantenga conversaciones con él y hacer juicios de valor.
"Será capaz de decir si soy malvado o no", señaló. En la actualidad, los niveles de activación de una robot sexual dependen de si su 'pareja' le toca sus zonas erógenas, e incluso puede llegar a un orgasmo simulado a través de la penetración si está lo suficientemente excitada.
"No es sólo una vagina": hablamos con el creador de Samantha, la robot capaz de tener orgasmos
Santos afirma ahora puede hacer que Samantha se sienta más estimulada dependiendo de lo buena que sea la otra persona, si esta le dedica más tiempo a conversar y a pasar tiempo juntos y no solo busca en ella una pura satisfación sexual.
Samantha captó hace poco la atención de la prensa internacional por ser un robot femenino capaz de llegar al orgasmo. Pero Santos, un ingeniero electrónico con vocación humanista, pretende ir más lejos que desarrollar una simple muñeca sexual.
El inventor sugiere que el siglo XXI es "el siglo de la integración", por lo cual implantará en la anatomía de la muñeca sensores que le dotarán de capacidad de reaccionar emocionalmente al tacto.