Preparar nuestra mente para el disfrute y vaciar las cosas que nos distraen

Que tu pareja te ponga y que sepa cómo y dónde tocarte importa, pero menos de lo que crees.

Aparcar los problemas y centrarte en lo que estás haciendo (y en lo que tienes entre manos) es determinante para disfrutar de una vida sexual placentera y conseguir un final feliz.

Si tenemos la cabeza puesta en otra cosa, nunca conseguiremos tener relaciones sexuales plenamente satisfactorias.

Así lo confirman diversas investigaciones. 

Pero hay un experimento que lo ha cambiado todo, un documental de Channel 4 llamado ‘El superorgasmo’ que ha monitorizado el cerebro de cinco mujeres, con el fin de descubrir cómo conseguir el orgasmo perfecto.

Los científicos aseguran que es posible que las mujeres puedan tener un clímax cien veces más intenso gracias a la meditación.

Es decir que tenemos que preparar nuestra mente para el disfrute y vaciarla del resto de cosas que nos distraen durante el encuentro sexual.

Pero, ¿qué ocurre en el cerebro de una mujer cuando llega al orgasmo? 

Un estudio de la Universidad de Groningen, en los Países Bajos, comprobó que cuando las mujeres experimentan un orgasmo se produce un descenso en el flujo sanguíneo del área orbitofrontal lateral del lado izquierdo del cerebro.

Además descubrieron que la calidad de los orgasmos femeninos está relacionada con una alta activación de la ínsula, un área relacionada, entre otras cosas, con el procesamiento de sensaciones corporales y de la empatía.

Es decir que la química con la pareja es importante, pero casi tanto como la relajación y la predisposición. 

Es curioso pero la mujer solo disfruta del sexo cuando su cerebro alcanza la desconexión y las constelaciones neuroquímicas y neurológicas se alinean hacia el orgasmo, la diversión y el placer.
Vamos que cuando te pongas a ello desenchufes las preocupaciones y aparques todas esas cosas que pesan sobre nuestra mente y que pueden estropear el momento en el último minuto.

Puede que muy excitada, y que hayas empezado a sentir cómo los impulsos cerebrales recorren los centros del placer, pero no se dispararán (ni podrás alcanzar el orgasmo) si la amígdala, estructura responsable del temor y de la ansiedad cerebral, no está desactivada.

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