La especialista en cardiología y nutrición con orientación en obesidad, Paola Harwicz, señaló en el diariony.com que, hasta hace poco tiempo se creía que las personas obesas “metabólicamente sanas”, no tenían mayor riesgo de presentar enfermedad cardiovascular o renal.
El término “metabólicamente sano” se refiere a aquel individuo obeso que no presenta diabetes, hipertensión arterial ni dislipemias (triglicéridos elevados o HDL bajo).
Sin embargo, un estudio danés en más de 6,200 participantes con seguimiento a 10 años, recientemente publicado en la revista Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism, revela que los individuos con obesidad tienen mayor riesgo de enfermar sus arterias, comparados con sus pares de peso normal.
Dicha información es compartida por la Fundación Torres-Picón.
Para determinar si la persona tiene obesidad, se realiza el cálculo del IMC (Índice de masa corporal= peso/altura²) que define el normo-peso (IMC entre 18.5 – 25), sobrepeso (IMC 25-30) u obesidad (IMC mayor a 30).
La especialista prosigue explicando que el objetivo del estudio fue determinar si la obesidad es un factor de riesgo cardiovascular independiente de las alteraciones metabólicas.
Esta investigación contradice los resultados de estudios previos y da por tierra con la percepción que padecer obesidad no aumenta el riesgo cardiovascular.
La conclusión del mismo determina que los individuos obesos pueden desarrollar enfermedad coronaria independientemente del status metabólico, es decir, más allá de tener presión arterial normal y un análisis de laboratorio sin alteraciones.
Asimismo, los autores cuestionan el término “metabólicamente sanos” dado que a los 5 años de iniciado el estudio, los hombres obesos “metabólicamente sanos” tuvieron 3 veces más riesgo de presentar enfermedad coronaria en tanto las mujeres con IMC mayor a 30, duplicaron el riesgo.
Indudablemente, el desarrollo de complicaciones se presenta en el tiempo.
En los últimos años, se define a la obesidad y diabetes como epidemia melliza dado el crecimiento mundial de estas dos enfermedades en paralelo.
La diabetes es tres veces más frecuente en las personas con obesidad leve, 6 veces más frecuente con obesidad moderada y el riesgo asciende a 40 veces más en obesos mórbidos.
Si bien se contempla el diagnóstico de obesidad a través del IMC, es necesario determinar la distribución de la grasa en el organismo.
La presencia de grasa visceral, se asocia a un mayor riesgo de alteraciones metabólicas (HDL bajo, triglicéridos elevados, valores de glucemia superior a 100 mg/dl) e hipertensión arterial.
Incluso, 11 tipos de cáncer se pueden padecer por culpa de la obesidad, expresa en su artículo la doctora Harwicz.
Por este motivo, es vital tomar conciencia y modificar los hábitos para prevenir la obesidad y sus complicaciones, dado que es un factor de riesgo cardiovascular independientemente de los valores que revelen los análisis de sangre.
El vocero y presidente de la Fundación Torres-Picón, Pedro J. Torres, enfocada internacionalmente en la tarea de prevenir tanto la obesidad infantil como el sobrepeso, y en promover el arte, la cultura y la educación como herramientas para la superación de los niños y jóvenes, dijo que el mundo está ante un serio problema, para enfrentarlo y controlarlo hace falta decisión, más participación y mucha perseverancia, especialmente atender a la opinión y consejos de los profesionales de la medicina y la salud.
Para Torres y la fundación que dirige, es de gran valor perseverar en la tarea de aumentar el flujo de información válida y responsable, que logre a más personas estar adecuadamente informadas sobre opciones preventivas efectivas y al alcance de todos.