SUECIA. Emelie Eriksson tiene un vínculo con su hijo difícil de creer: ella y el bebé son producto del mismo útero.
Eriksson es la primera mujer que dio a luz tras recibir el útero de su madre, en una operación revolucionaria que crea un lazo único entre tres generaciones de una familia.
“Parece ciencia ficción”, declaró Erikson a la Associated Press en una entrevista exclusiva en su casa de Estocolmo.
“Es algo que uno lee en los libros de historia y ahora, cuando en el futuro lean sobre esto, ¡es sobre mí!”.
El hijo de Eriksson, Albin, ya tiene casi dos años. Ella aceptó contar su historia a la AP en la esperanza de que otras mujeres que necesitan ayuda para concebir se sientan alentadas por la extraordinaria experiencia de su familia.
“Ojalá esto sea una realidad para toda aquella mujer que lo necesita”, expresó.
La operación fue realizada por Mats Brannstorm, el único médico en el mundo que realiza esta intervención, en la que una mujer da a luz ayudada por una matriz donada. Ya lo hizo cinco veces.
Brannstorm cree que la operación será de rutina en un futuro cercano y está trabajando con especialistas de otros países, incluida la Harvard Medical School y la Clínica Mayo de Estados Unidos, para perfeccionar el procedimiento.
Dos ex colaboradores suyos participaron en cuatro trasplantes de matriz en la Baylor University de Texas que fueron anunciados esta semana. Uno fue exitoso, pero la paciente por ahora no quiere quedar embarazada.
Eriksson tenía 15 años cuando comenzó a preguntarse por qué no había tenido su período. Un médico descubrió que había nacido sin matriz y le explicó que nunca podría tener su propio bebé.
Siendo veinteañera, leyó que había científicos que intentaban crear órganos a partir de células madre y alguien le comentó que Brannstorm estaba investigando un posible trasplante de matriz.
Un domingo por la tarde le habló del tema a su madre.
“Pensé que era algo que solo se daría en un futuro lejano”, cuenta Marie Eriksson, de 53 años. “Pero de todos modos le dije a Emilie: ‘Ya estoy mayor, no necesito mi matriz y no quiero tener más hijos’. Es tu oportunidad de tener un bebé y deberías aprovecharla”.
Eriksson le escribió un correo electrónico a Brannstorm y tras varios viajes a Gotenburgo y de decenas de exámenes médicos de ella y su madre, fueron aceptadas para ensayar este trasplante pionero.
“Toda mi vida pensé que no podría quedar embarazada”, dijo Eriksson. “Pero ahora tal vez había una pequeña oportunidad para mí”.
El esposo de Eriksson, Daniel Chrysong, aceptó la idea luego de hablar con Brannstorm y quedar convencido de que no era “un lunático”. Pero dudaba que la intervención fuese exitosa.
“Pensé que teníamos más posibilidades de ganar la lotería”, admitió.
Eriksson tuvo dos episodios de rechazo luego de la operación, pero los superó con la ayuda de esteroides. Pasado un año, estaba finalmente lista para tratar de quedar embarazada. El equipo de Brannstorm transfirió un embrión a su matriz, que Eriksson y Chrysong habían creado con fertilización in vitro.
El primer embarazo fue negativo. Eriksson se sintió decepcionada, pero otro ensayo una semana después dio positivo.
“Cuando llamé a mi madre para contárselo, me dijo, ‘¡lo sabía!’’’, comentó Eriksson. “Sabía que tenía una buena matriz”.
Eriksson no dio por sentado que la operación había sido un éxito hasta que oyó gritar a su bebé el día del parto.
“Ahí sí me di cuenta de que todo había funcionado”, señaló.
Chrysong estaba tan emocionado que se desmayó y tuvo que ser atendido por la anestesióloga.