En Venezuela se reportan 4.000 casos de linfoma al año

Venezuela.- La periodista Anna Vaccarella reveló en 2015 que sufría de un linfoma. El revuelo causado en la opinión pública por esta información permitió visibilizar aún más la complejidad de una enfermedad que, de acuerdo con la hematóloga María Alejandra Torres Viera, se produce por muy diversos mecanismos de acción, por ejemplo por la proliferación excesiva de linfocitos en el caso linfomas agresivos, o porque dichas células no saben cómo morir, en el caso de linfomas indolentes.

De acuerdo con las proyecciones de Torres, quien es integrante de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela, en el país se reportan anualmente alrededor de 2.500 casos nuevos según data del Ministerio del Poder Popular Para la Salud con fecha del 2012.

El dato complementa las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que precisa que el cáncer linfático afecta a más de un millón de personas en el mundo.

Los linfomas pueden dividirse en dos tipos: Hodgkin, más frecuente entre niños y adultos menores de 30 años, y No Hodgkin, padecido en todas las edades, pero siendo más frecuente en adultos de 50 años en adelante.

“La enfermedad se origina normalmente por cambios genéticos que son por lo general adquiridos.

A ciencia cierta no sabemos qué provoca genéticamente los linfomas y por ende no se pueden prevenir”, señala Torres, quien además es miembro de la Sociedad Venezolana de Hematología.

Alerta con los ganglios

Torres Viera, explica que algunos síntomas relacionados con los linfomas: crecimiento ganglionar anormal, fiebre inexplicable no mayor a 38° en las tardes o madrugadas, sudoración nocturna, pérdida de peso inexplicable y picazón.

Otro síntoma es el descenso de valores hematológicos como la hemoglobina, los glóbulos blancos y las plaquetas, lo que sugiere infiltración de órganos diferentes a los ganglios linfáticos.

Sobre los valores bioquímicos, Torres recomendó a los pacientes portadores de linfomas estar está muy pendientes de sus niveles de LDH y beta microglobulina, dado que cualquier alteración puede ser un factor de alerta con relación a repunte de la enfermedad.

Pacientes con cuidados especiales

La hematóloga plantea, que un médico puede sospechar tempranamente la existencia de un cáncer linfático cuando hay alguna alteración persistente en el tamaño de los ganglios, lo que se puede palpar clínicamente o bien detectar por medio de tomografías, para que luego se confirme o descarte con una biopsia en la zona afectada.

Una vez que se diagnostica la enfermedad, el tratamiento es “sumamente variable. En el caso del Hodgkin el paciente necesitará probablemente de una combinación de quimioterapia con radioterapia; si es un No Hodgkin, requeriría posiblemente quimioterapia, inmunoterapia o trasplante de medula ósea”, aseveró la doctora.

Por último, Torres Viera explicó que aunque la causas de los linfomas en general son desconocidas, existen patologías que en sí mismas, tienen un riesgo aumentado de en el tiempo, transformarse a una Linfoma no Hodkin, son ellas por ejemplo los portadores de Hepatitis B o C crónicos, pacientes con enfermedades autoinmunes como artritis reumatoide, Sjogrems o lupus, o aquellos que tengan contacto con radiaciones ionizantes de forma continuada por su trabajo.

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