Más allá de ser esa familia que podemos escoger, la conexión con nuestros amigos es tan fuerte que su sola presencia es capaz de minimizar nuestros problemas, físicos y psicológicos
Los amigos tienen la capacidad de aliviar los dolores más intensos. Ellos, sin lugar a dudas, se convierten en ángeles protectores de nuestra salud psicológica y física; por eso decimos que los amigos son morfina natural para nuestros sufrimientos.
En esta dirección podemos afirmar que está evidenciado científicamente que el aislamiento y la falta de apoyo psicológico tiene efectos tan nocivos para nuestra salud como el tabaco, el colesterol alto, la obesidad o la falta de ejercicio.
Por ello, no es de extrañar que afirmemos que los lazos afectivos, la complicidad y todo aquello que alimenta la unión emocional que establecemos con quienes nos rodean multiplica nuestras alegrías y divide nuestra angustia por la mitad.
Los vínculos emocionales duraderos, las raíces de nuestro árbol
Muchas veces las decepciones nos hacen preferir la soledad; por ello, nos alejamos de la amistad por miedo al dolor, al fallo y a la decepción. Esto, sin duda, nos deteriora.
Sin embargo, la felicidad que provoca confiar y tener a alguien querido al lado nos hace psicológicamente más fuertes, además de aumentar nuestro bienestar.
Por otra parte, contar con un hombro en el que llorar cuando las cosas van mal amortigua el estrés de aquellos sucesos vitales que nos deterioran (como, por ejemplo, una pérdida o un divorcio).
Porque la sola presencia de la gente querida en nuestra vida nos ayuda a disminuir el impacto de los contratiempos con los que nos toca lidiar.
Por ello, la calidad y la frecuencia de nuestras relaciones de amistad son clave, pues el fluir de las palabras apacigua nuestro corazón cuando el sufrimiento amenaza con desbordarnos.
El psicólogo e investigador James Pennebaker es una de las “figuras estrella” de este campo gracias a su implicación en acreditar y perfilar el hecho de que el contacto con los amigos hace de hierro nuestra salud.
Los amigos son una fuente de morfina natural
El hecho de que afirmemos que la presencia de amistades es un potente analgésico no es casual. Así se comprobó en un curioso estudio llevado a cabo en la Universidad de Oxford.
Se pidió a 101 jóvenes que informaran mediante un cuestionario de la cantidad y calidad de sus relaciones sociales, así como de sus características de personalidad.
Después se sometió a estas personas a una prueba que consistía en mantenerse en una posición incómoda durante un largo período de tiempo; el objeto de esta petición era que experimentaran calambres, incomodidad y dolor.
Los investigadores descubrieron que quienes más amigos tenían eran los que mejor soportaban el dolor al que se les había sometido.
Así, si repasamos los datos con los que contamos, también obtenemos estudios neurocientíficos que han encontrado pruebas de esa afirmación aristotélica de que el hombre es un animal social.
Nos encontramos con diversos indicios de la programación social de nuestro cerebro, pues tenemos un complejo sistema neuroquímico que se encarga de potenciar las relaciones interpersonales: el sistema opioide endógeno y, en concreto, la beta-endorfina.
Saber que te quieren, una sensación maravillosa
Hay un pasaje de la novela “El palacio de la luna”, de Paul Auster, que refleja magníficamente lo importante que es saber que nos quieren:
“En aquel momento yo lo ignoraba, claro está, pero sabiendo lo que sé ahora, me es imposible ignorar aquellos días sin sentir una oleada de nostalgia por mis amigos. En cierto sentido, eso altera la realidad de lo que experimenté.
Yo había saltado desde el borde del acantilado y justo cuando estaba a punto de dar contra el fondo, ocurrió un hecho extraordinario: me enteré de que había gente que me quería. Que le quieran a uno de ese modo lo cambia todo.
No disminuye el terror de la caída, pero te da una nueva perspectiva de lo que significa ese terror. Yo había saltado desde el borde y entonces, en el último instante, algo me cogió en el aire. Ese algo es lo que defino como amor.
Es la única cosa que puede detener la caída de un hombre, la única cosa poderosa como para invalidar las leyes de la gravedad”.
La maravillosa sensación de tener un cordón de seguridad emocional que nos protege no es comparable a nada. Sentir que nos quieren no solo es esperanzador, sino que nos refuerza y nos revitaliza.
Por ello podemos afirmar que tener amigos llena de magia y de riqueza nuestro mundo.