Pedro J. Torres: Estigmatizar a un niño por su sobrepeso lo hace engordar más

Todos estamos seguros de conocer nuestro rostro, pensamos haberlo visto miles de veces, pero en realidad nadie puede verse a la cara directamente, sólo podemos vernos a través de un espejo y confiamos ciegamente en la imagen que nos devuelve; así, estamos seguros de ser exactamente como nuestro reflejo nos lo muestra y ese reflejo determina lo que pensamos de nuestro aspecto.

Un punto de vista a tomar en cuenta y cuidar muy bien, comenta la Fundación Torres-Picón.

Un fenómeno parecido sucede con los niños en la etapa de formación de la personalidad; cuando somos pequeños no sabemos con certeza quiénes ni cómo somos, para definirnos nos valemos de los espejos que tenemos a nuestro alrededor, los adultos, especialmente nuestros padres; ellos nos señalan cuáles son nuestras características, nuestra personalidad, nuestro aspecto, a través de los “reflejos” que nos envían, tanto positivos como negativos: “eres un perezoso”, “eres la niña más linda del mundo”, “gordinflón”… Confiamos ciegamente en nuestros espejos, creemos que sus reflejos son la verdad absoluta e, inconscientemente, actuamos en consecuencia: “si mi papá dice que soy un gordinflón, debo ser un gordinflón”…

¿Influye este fenómeno en la probabilidad de que los niños desarrollen obesidad infantil? Aparentemente sí, según lo indica un estudio culminado recientemente en Australia por expertos de la Universidad de Liverpool (Reino Unido) y publicado en la revista Pediatrics.

En esta investigación, efectuada con 3.500 niños de entre cuatro y cinco años de edad, se calculó el Índice de Masa Corporal (IMC) de cada uno de los pequeños y se determinó que un 20% tenía sobrepeso y un 75%, tenía un peso adecuado.

Luego se les preguntó a los padres, y sobre todo a las madres, si pensaban que su hijo tenía sobrepeso, estaba delgado o tenía un peso normal; de los padres de niños con sobrepeso, solamente el 20% tenía una percepción del peso de su hijo ajustada a la realidad.

Posteriormente, los investigadores midieron el IMC de los niños anualmente hasta alcanzar la edad de trece años; en intervalos de dos años, aquellos niños cuyos padres los percibían como “gordos”, fuese cierto o no, y se los decían, habían acumulado sobrepeso.

En vista de los resultados obtenidos, los investigadores afirman que “dejando el peso real a un lado, los progenitores que creen que sus hijos tienen sobrepeso consiguen que sus hijos tengan una mayor predisposición a aumentar de kilos que aquellos que, con acierto o no, piensan que el peso de su pequeño es el ideal”.

Esto significa que, contrariamente a lo que comúnmente se cree, el hecho de que los padres señalen el sobrepeso de sus hijos no les protege de ganar más peso en el futuro.

No obstante, los expertos indican que es necesario profundizar las investigaciones en este aspecto, a fin de determinar exactamente cuál es la implicación de los padres y cómo influyen en la tendencia de los hijos hacia la obesidad.

“Es cierto que en la actualidad, el estigma que existe con relación a los niños con sobrepeso hace que muchas veces éstos coman excesivamente.

Por ejemplo, los padres deben cambiar y dejar de ofrecer comida para que los pequeños se encuentren mejor, para que se sientan queridos y reconfortados”.

La prevención en salud es competencia y responsabilidad de todos. Como familia debemos atenderla y practicarla, debemos estar unidos, ser responsables y cuidarnos entre sí.

Apoyarnos en la identificación y uso de las oportunidades para nuestro desarrollo integral.

Especialmente, tenemos que resguardar el estado físico, mental y emocional de los más pequeños, puntualizó Pedro J. Torres, en nombre de la Fundación Torres-Picón, enfocada en promover las artes, la educación y la cultura como herramientas para la superación de niños y jóvenes, así como en reforzar la circulación de información que aporte a la prevención en salud, especialmente en materia de obesidad y sobrepeso infantil.

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